Una lucha que requiere unidad y no división

Las manifestaciones del 8M vuelven a dejar el panorama de unas convocatorias diferentes cuando el feminismo exige convergencias

Divide y vencerás. La máxima romana que ha servido para neutralizar ejércitos y movimientos sociales amenaza con apaciguar una corriente que debería tener una inmensa fuerza como es el feminismo. Lo vivido ayer en la provincia de Cádiz fue un reflejo de lo ocurrido en ... el resto de Andalucía y de España. El movimiento feminista está sujeto a un preocupante proceso de mitosis que resta voz a las reivindicaciones de las mujeres que son, en definitiva, las reivindicaciones de todos.

En los últimos años, como denuncian buena parte de las asociaciones de mujeres, se ha profundizado en la separación entre mujeres, poniendo barreras invisibles donde debería haber puentes tendidos. Viendo los lemas y los mensajes de algunas manifestantes, cabe preguntarse si realmente buscan un feminismo integrador, igualitario, que ofrezca soluciones o, simplemente, quieren sembrar discordia y establecer quiénes son las nuestras y quiénes las ajenas.

La Universidad ahondó ayer en sus jornadas por el 8M en la relevancia que han tenido las mujeres en el mundo de las ciencias, las letras y las artes y cómo han quedado opacadas constantemente por la presencia de los hombres. Los sindicatos han puesto el acento en la brecha salarial y en las mayores dificultades que se encuentran las mujeres a la hora de acceder y ascender en un mercado laboral que las penaliza por ser madres o por poder serlo. En ninguno de estos casos se pregunta a la mujer ni a quién vota ni cuáles son sus preferencias políticas.

Sería de agradecer que en los diferentes colectivos, tanto políticos como politizados, se tomara ejemplo y se desterraran las luchas ideológicas cuando llega un 8M que se ha visto capidisminuído cuando han querido buscarse casillas infinitas en las que ir colocando a las mujeres. Porque el feminismo no es de nadie porque es de todas. De las que fueron, de las son y de las que serán. De quienes no sabían de qué iba esta batalla y de quienes la llevan por bandera en el día a día. Pero sin exclusiones. Eso sería convertir los próximos 8 de marzos en la coartada perfecta del eterno machismo.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios