López Gil,el último sacrificado

El político isleño apostó claramente por Susana Díaz y ahora le ha tocado su turno en la ‘purga’ socialista

En España, ser político y ser del PSOE es un continuo juego de equilibrios. Un estar en el alambre permanentemente. Hay tanta división interna a nivel nacional, regional y local que aquella expresión que utilizó hace años José Antonio Griñán para definir las guerras internas ... de su partido a nivel gaditano –‘Cádiz Herzegovina’– es perfectamente aplicable a cualquier otro nivel. Ocurre históricamente. Y siempre a la luz de todos, dejando para otros partidos, como el PP, aquello de que «los trapos sucios se lavan en casa». Pero en los últimos años están batiendo sus propios récords.Si establecemos el inicio de las actuales batallas internas en la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general de los socialistas allá por octubre de 2016, el relato, a grandes rasgos ya se lo saben. Los barones del partido se lo ‘cargaron’ e iniciaron una carrera por sustituirle en la que la mejor colocada era Susana Díaz. Parecía por aquel entonces que la líder socialista andaluza iba a convertirse en la máxima dirigente del PSOE y no pocos la situaban, más pronto que tarde, en la presidencia del Gobierno. Tan fuerte era su liderazgo que la inmensa mayoría de los miembros de su partido se apresuraron a mostrarle su apoyo. Y los que ya la apoyaban de antes, a ratificárselo. Uno de los que lo hizo con mayor fruición fue el isleño Fernando López Gil, con ‘tuit’ ofensivo para Pedro Sánchez incluido. Por aquellas fechas, el hoy presidente del Gobierno era un auténtico ‘apestado’ en sus propias filas. Pero a base de ‘trabajarse’ a la militancia, resurgió cuan ave fénix y se impuso en las Primarias. Y comenzó su purga. Primero con los más allegados que le habían traicionado, como Antonio Hernando. Y de ahí fue bajando hasta llegar a la propia Díaz, a quien con el paso de los años ha desbancado incluso de su poltrona andaluza –donde nunca nadie antes le había tosido– en favor de Juan Espadas.

Y bajando, bajando, llegó hasta Fernando López Gil. El político isleño, que fue delegado de la Junta en Cádiz cuando la presidía su amiga Susana, a la que conoce desde que empezaron juntos en las Juventudes Socialistas, ha sido el último peón derribado. Ha tenido que dejar a la propia Díaz su puesto en el Senado. Y ahora deberá esperar a ver dónde se puede colocar él. Quizá de vuelta al ayuntamiento isleño junto a Patricia Cavada.

Luchas, puñaladas, codazos... el día a día de un partido en el que el mérito político y profesional pasa a un tercer plano. Lo importante es elegir bien el árbol al que arrimarse para cobijarse a su sombra.

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