La limpieza en Cádiz sigue lastrada por la ineptitud
Son más de seis años de prórrogas y deterioro en un servicio esencial sin que el Gobierno local sepa encontrar salidas a un laberinto administrativo

A estas alturas de su segundo mandato, siete años después de su inicio, una inmensa mayoría de gaditanos ha llegado a la certeza de que la gestión no es el fuerte del equipo de Gobierno local. Cuanto más esencial es el servicio público, más torpeza, ... incapacidad e inacción pone sobre la mesa. El caso de la adjudicación del pliego de limpieza es palmario, ilustrativo como ningún otro ejemplo. El contrato con la actual adjudicataria, Sufi-Cointer, acabó el pasado 2016 y, desde entonces, el Ayuntamiento ha ido prorrogando el acuerdo, una y otra vez, sin sacar un nuevo concurso público. Esta situación de extensión permanente en el mantenimiento de la ciudad tiene como resultado un progresivo y severo deterioro de un servicio clave. Por desgracia, no sólo hablamos de burocracia.
Las consecuencias de tanta negligencia pueden verse (y olerse) cada día en cada acera, en cada esquina, en calles y plazas. La incertidumbre que pesa sobre la empresa concesionaria, con la prórroga temporal convertida en situación eternizada, ha derivado en una falta de inversiones en maquinaria, personal y recursos que impide ofrecer un servicio con un mínimo de calidad. La ciudad está sucia. Durante el primer mandato de Kichi en Cádiz, la limpieza fue uno de los principales temas de debate y todos los representantes sociales reconocieron sus deficiencias y la necesidad de sacar a licitación un nuevo pliego. Pero en este segundo mandato –ya en su recta final– la situación ha ido a peor porque en este apartado no hay peor receta que la pasividad, mirar para otro lado y esperar que sigan pasando los años. Desde que en 2016 expiró el contrato, el equipo de Gobierno de José María González se ha mostrado incapaz de sacar adelante el contrato de limpieza viaria y recogida de residuos. Son seis años de excusas, de reveses y torpezas, de inmovilismo. Todo sigue parado, excepto el deterioro de la limpieza que avanza mes a mes. La situación es tan excepcional que el Pleno tuvo que autorizar más prórrogas tras quedar agotadas las dos que concede la Ley. El laberinto administrativo resulta ya insoportable, por su complejidad, su duración y por la aparente falta de salidas. Si un Ayuntamiento tiene como misión facilitar algunos servicios esenciales a los ciudadanos y poner solución a sus problemas cotidianos, éste es un absoluto fracaso.