Los ladrones 2.0
Aumentan los delitos informáticos pero la mayoría son fáciles de detectar... ‘hay que mirar la letra pequeña’
Los delincuentes no descansan . Ni siquiera en la época de confinamiento y cese de actividad. Y por supuesto se modernizan. ‘Lo que hay que trabajar ‘pa’ no tener que trabajar’, reza el dicho. En los últimos tiempos han cambiado la calle por el ... despacho, la navaja por el ratón. Pero ahí siguen los rateros, ladrones, pedófilos, estafadores y maleantes de distinta ralea.
Por ello no sorprende tanto la conclusión, pero sí los números porque le ponen nombre. Los delitos informáticos casi se han triplicado en cuatro años, del 2015 al 19. Queda aparte el terrorífico año actual que parece guionizado por el mismo Stephen King (de Wuhan al Nilo y sigo porque me lleva la corriente), si bien los especialistas aseguran que las denuncias ‘on line’ han aumentado pero por la dificultad para ir a comisaría, no por el aumento de infracciones.
Carentes de escrúpulos, se suelen esconder entre acciones solidarias y atacan especialmente a las personas más honestas, nobles y confiadas. La gran mayoría son fáciles de detectar pues no hay que muy inteligente para saber que nadie da duros por cuatro pesetas. Así que absténgase de caer en la trampa de las fórmulas mágicas para ganar dinero, perder peso o disfrutar de un servicio gratis. No es el cliente 1.000.000 ni ha descubierto la inversión oculta para hacerse millonario.
Más difícil de destapar son esos fraudes en los que atacan directamente a la emoción, al sentimiento, al carácter solidario de muchas personas. Donaciones a poblaciones desfavorecidas, aportaciones para niños enfermos o investigaciones, reconocimiento monetario a aquellos héroes sin recompensa...
Desde la Unidad de Delitos Tecnológicos de Cádiz insisten en que no hay que tener miedo a navegar por la red. El éxito está en ser prudentes, mantener los ojos abiertos (incluso de manera inconsciente) y confiar en las páginas web (sites) que están respaldadas por la seriedad del negocio. Aseguran que en esas páginas seguras (alimentación, ocio, hostelería...) se puede comprar sin problemas.
Confianza. Es la clave en esta ‘ jungla ’. La confianza que te ofrece una marca como aquellas que están en nuestro imaginario y que no hace falta darles publicidad. Ocurre igual con los medios de comunicación, donde también hay estafas (’ fake news ’) menos dolosas para el bolsillo pero fraudes indiscutibles. Espíritu crítico, siempre, nada de miedo o inseguridad. Y sin bajar la guardia: el mirar ‘la letra pequeña’ de toda la vida.