EL APUNTE
Kichi ya es "como los demás"
La bochornosa renuncia del alcalde a dejar el cargo en 2023, como había reiterado con arrogancia, destruye toda fábula política que le rodea
La fantasía política que llevó a José María González Santos, ‘Kichi’, a la Alcaldía en 2015 está basada en un único concepto, tan simple como efectivo: es «uno de los nuestros», un chaval de la tierra, al que casi todo el mundo conoce directa o ... indirectamente de algo, que salió en Carnaval, que no es político profesional, conservará su empleo y su modesta residencia cuando vuelva a serlo. Porque no lo es. Político, se entiende por elipsis. Una vez cubierto un pequeño periodo de ‘sacrificio’, propio del mártir Salvochea, por sus queridos vecinos, volvería a esa vida de gaditano estereotípico. A su humilde hogar, con sus humildes vecinos y a su humilde desempeño. Esa fábula, diseñada con simpleza por un grupo de asesores llegados de más allá del Guadalete y colocados por su partido para custodiar y fiscalizar al amado líder, a cambio de generosas remuneraciones, tiene como lemas que «Kichi no es como los demás», «Kichi no quiere vivir de la política», «Kichi servirá ocho años a Cádiz y se irá» . Todo este conjunto de ideas vagas encajan perfectamente en el mundo de la indignación permanente del electorado, de la política de los sentimientos, infantiloide, que se expande por el mundo de Washington a Puntales. En ese ‘relato’, que Kichi estuviera sólo dos mandatos, ocho años, era una clave fundamental.
La repetía como lo que era, una pieza propagandística esencial para su personaje político, en todas las entrevistas durante sus primeros años de alcalde. Incluso llegó a incluirla en uno de esos documentos de pega, «compromiso ético», a los que son tan aficionados los partidos populistas. Con ese anuncio tan cacareado, demostraba que había llegado para trabajar (es un decir) e irse, volver a su vida civil, que su compromiso es apasionado pero temporal, que no se aferra al cargo. Al anunciar ayer que sopesa volver a presentarse en 2023 para un tercer mandato que siempre consideró imposible, rompe una de sus (pocas) líneas argumentales básicas. Ya es uno como los demás, que quiere hacer carrera política (siempre dijo que sería alcalde sólo ocho años, no que renunciara a ser diputado o a cualquier otro cargo institucional), que pretende escuchar a los profesionales que le rodean y que también se juegan su puesto de trabajo. Esos, por la cuenta que les trae, le susurran lo contrario que al César: «Eres inmortal, eres inmortal». Dice que si Cádiz se lo pide, si se lo ruegan, que por culpa de la pandemia, que no le ha dado tiempo a protagonizar un milagro de recuperación (ni Adenauer) que nadie ve... Paparruchas. Si confirma su mentís, se habrá convertido en uno más, en otro político al uso, lo que siempre negó ser. Eso sí, es muy probable que muchos gaditanos no se lo tengan en cuenta y le vuelvan a votar. Así somos.
Ver comentarios