Justificar y defender lo condenable
El equipo de Gobierno demuestra una vez más su sectarismo amparando a toda costa a Tubío pese a la condena de la Audiencia
A menudo los políticos abusan del lenguaje manido y de las frases hechas. Les pasa a todos, desde los de extrema izquierda a los de ultraderecha pasando por nacionalistas y centralistas. Ayer, el equipo de Gobierno de Adelante Cádiz, la coalición de Podemos e Izquierda ... Unida que comanda el Ayuntamiento de Cádiz, afirmó respecto a la sentencia de la Audiencia Provincial que inhabilita durante nada menos que siete años a la que, hasta ayer jueves, era la coordinadora general de programas de Asuntos Sociales, Pilar Tubío, que la «acataba pero no la compartía». Como si fuera una opción acatarla. Los que venían a cambiarlo todo se parecen tanto a la casta que criticaban que ya no sólo visten como ella, sino que hablan de una forma similar.
Sin embargo, sí hubo una diferencia respecto a la actitud habitual del resto de formaciones en sentencias similares. Y es que mientras otros partidos tratan de pasar de puntillas por el asunto, o se avergüenza de que uno de los suyos haya sido condenado, ayer el equipo de Kichi volvió a dar una lección de sectarismo al poner en duda la ecuanimidad de la justicia en su fallo. Sirva como resumen que Ganar Cádiz (la marca de Izquierda Unida en una coalición que sirve para Cádiz pero que en Sevilla ha saltado por los aires) tacha de «abusiva y desproporcionada» la sentencia. Mal vamos si, cuando los hechos nos dejan en evidencia, recurrimos al infantil argumento de «el profesor me tiene manía».
No se entiende que una corriente que venía a revolucionar la democracia con unas paredes de cristal completamente transparentes amparen a una responsable que, precisamente, ha sido condenada por un delito de prevaricación administrativa. Y que perjudicó a sabiendas a dos políticas del Partido Popular como fueren Carmen Sánchez y Mercedes Colombo al acusarles, precisamente, de lo que se le ha vuelto en contra a la hermana de la concejal Eva Tubío.
Otra cabriola del discurso ha sido la acusación al PP de querer judicializar la política. Quizá el alcalde prefiera que los asuntos legales se diriman según las voces de la calle, esas mismas que hace una semana le animaban a volver a presentarse a las elecciones. Es normal que desde su equipo se prefiera evitar el legítimo recurso de los tribunales, donde el alcalde ya fue condenado por calumnias. La sentencia sobre Tubío es apelable, pero la actitud del equipo de Gobierno al conocerla ha sido inaudita.