El Apunte
La Junta se toma en serio el maremoto
La Consejería de Interior toma el relevo del Gobierno para prever la respuesta ante un tsunami que no sería ciencia-ficción
De tanto oír hechos y leyendas de aquel lejano 1755, de tanto ver recreaciones y documentales, incluso películas que reviven con espeluznante realismo precedentes más cercanos en el Sudeste Asiático, corremos el riesgo de convertir los maremotos, los tsunamis, en elementos de ficción, en parte ... de un relato que pasa de generación en generación convertido en un cuento que nunca llega. Como el lobo que anunciaba el embustero Pedro. Por cuestiones históricas, resulta imposible conocer el balance real de muertos y desaparecidos de aquel maremoto de Lisboa que golpeó la costa de Cádiz hace casi tres siglos. Con seguridad, se contarían por millares. En el caso del ocurrido en el Índico hace apenas 17 años, el más recordado de los recientes, el hecho de que ocurriera en plenas vacaciones navideñas (para el mundo occidental) hizo que entre las víctimas se contaran cientos de turistas europeos, norteamericanos o australianos. Esa circunstancia le dio más resonancia en nuestros países, con esa hipocresía que parece primar a las víctimas de zonas ricas del mundo frente a las de otras regiones. Aquel tsunami, llevado al cine con una obra magistral de un director español (Bayona), retumbó como un eco horas después en varias islas indonesias, en gran parte del sudeste asiático en su fachada al Índico, arrasando varios países y desatando el pánico. Las víctimas mortales se cifraron en más de 200.000. Ambos antecedentes activaron el recuerdo de que el maremoto (conocido ahora como tsunami por sus precedentes japoneses) es un riesgo real en esta parte del mundo, tanto como el terremoto en otras de gran actividad sísmica. Algunos expertos –como Gómez Pina, entre otros– llevan advirtiendo hace años. Al fin parece que las administraciones escuchan. El Ministerio de Interior ya presentó hace meses un dispositivo de alerta y prevención. Ahora, es la Consejería de la Presidencia la que ha elevado al Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía el Plan de Contingencia ante riesgo de maremoto. En Huelva y Cádiz, únicas provincias con fachada oceánica, sería especialmente grave. Este documento pretende reflejar la situación actual y establecer unas instrucciones básicas que den respuesta a una eventual emergencia. Parece que al fin nos tomamos en serio la posibilidad cierta. Ojalá que, también, lejana.