Intoxicación y propaganda
La ingeniería mediática del Gobierno tiene como objetivo acallar las críticas
José Félix Tezanos
En la profesión periodística, la palabra intoxicación no alude a un problema fisiológico. Es la expresión habitual en las redacciones para calificar una confidencia procedente de un político o una institución del Gobierno que está contaminada por elementos propagandísticos. Que está desorbitada respecto a su ... valor real o contiene infundios respecto al adversario. Que está construida con datos manipulados. No es algo excepcional. En las redacciones se pasan la vida con esa expresión en la boca: eso es una intoxicación. El nivel profesional se mide por el diámetro del agujero de los filtros por los que se pasa el material. Ese es el oficio. Separar la información de la propaganda. Distinguir entre la noticia y la publicidad. Oler a la legua lo que es un montaje. Pasar de los bulos como de la peste. Y no caer en la tentación de creer aquello tan peligroso de que el rumor es la antesala de la noticia. Un rumor es un rumor. Y los partidos son especialistas en construirlos y lanzarlos. Y ahora resulta que el gran hermano Tezanos empieza a preparar el terreno para ‘facilitarnos’ la tarea.
Entre unos y otros están generando un estado de opinión favorable a que las únicas informaciones válidas relativas a la Covid-19 sean exclusivamente las servidas por fuentes oficiales. Pero el Estado de Alarma no puede ser estado de barra libre para que el Gobierno entre a saco en el terreno de la información y la libertad de expresión. Lo oficial o lo gubernamental no son equivalentes a verídico. Aunque pueden servir para anestesiar a la sociedad y acentuar el control sobre sus resortes emocionales.
Si hay una información que circula por internet afirmando que el virus se cura bebiendo lejía no hace falta que intervenga la Guardia Civil para desmentirla, puesto que nadie le dará crédito. Y si el Whatsapp se llena de fotografías de ataúdes fuera de contexto, un sociedad mediática como la nuestra tiene ya los elementos de contraste bien engrasados para que su recorrido sea anecdótico. El problema es que el fin último de estas maniobras de ingeniería mediática, como dijo el general de la Guardia Civil, sea minimizar las críticas hacia la gestión de Sánchez . Esa sí que es la gran intoxicación. Pero ya lo ha advertido Celaá, mismo tratamiento para las informaciones falsas que para las «negativas». Barra libre.
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