Una iniciativa que puede esperar
La Línea tiene motivos para exigir soluciones a su situación aunque no es el momento ideal para plantear experimentos
Una de las peores consecuencias del coronavirus es que ha tenido la inoportuna capacidad de desplazar lo que era importante. En todos los sentidos, ya fuera en lo personal (con el aplazamiento de bodas, de encuentros con familiares, celebraciones) como en lo colectivo (sólo se ... lo tienen que preguntar a los organizadores de los grandes eventos deportivos, a los feriantes o a las cofradías de la provincia). Con el poder que da la magnitud de la pandemia, todo el calendario se ha paralizado, aplazado o directamente, anulado. Los mismos sanitarios que nos han salvado la vida de los efectos del coronavirus nos llevan meses alertando de que la saturación del propio sistema ha pospuesto operaciones quirúrgicas, pruebas analíticas y diagnósticos de enfermedades. Todo se ha retrasado.
Sirva lo anterior para poner el foco en la decisión del Ayuntamiento de La Línea de convocar un referéndum que les faculte para pedir que se considere a la localidad como Ciudad Autónoma, lo que la situaría en una consideración simular a la que tienen Ceuta y Melilla. Los motivos que arguyen desde la formación del Gobierno local son conocidos por todos: su situación doblemente fronteriza (con el Reino Unido por Gibraltar y con Marruecos, al que separa una lengua de 14 kilómetros de mar), un angustioso problema de contrabando (que, empezando por el tabaco, siguió por el hachís y ya ha desembocado en el de cocaína) y una depauperada economía pese a estar en un entorno industrializado. Los responsables municipales estiman que, con esa nueva figura jurídica, podrán abordar mejor estos asuntos. Sin embargo, la comparación con las ciudades de Ceuta y Melilla, enclavadas en otro continente y con unas peculiaridades que las hace únicas en Europa, no es posible.
Y, fundamentalmente, lo que peor se ha elegido es el momento. La Línea, como toda la provincia de Cádiz y el resto de España, debe centrarse se la recuperación de su economía y en recobrar una normalidad que nos arrebató el virus hace año y medio. Comenzar ahora un proceso en extremo complejo en lo administrativo sería un error que generaría división y no la unidad que en estos momentos se necesita. Los experimentos, señor Franco, con gaseosa.
