EL APUNTE
Un inesperado éxito turístico sobre el que reflexionar
Cádiz debe analizar las causas de que el turismo nacional venga más que antes de la pandemia para mantener esa tendencia
A veces, las noticias reales coinciden en el tiempo de forma fortuita. Pero las más de las veces hay mucho de causalidad y poco de casualidad. En una misma semana, la que vivimos, hemos conocido un descenso del paro como se recuerdan pocos (también el ... punto, la cifra, de partida tenía difícil comparación). Apenas unas horas después, sabemos que Cádiz supera los límites de turismo nacional que tenía antes de la pandemia. Es inevitable incluir la crisis sanitaria que vivimos en el más mínimo análisis. Si el empleo sube a tanta velocidad es porque antes cayó a plomo. Si sorprenden las cifras de visitas de familias y parejas españolas es porque el sector turístico y hostelero vivía, vive, en una gran incertidumbre. Nadie sabe cómo va a comportarse el mercado de aquí a seis, doce, semanas. Pero si algo nos ha enseñado el último año y medio de dolor es la obligación de vivir al día. Y lo que toca contemplar hoy es que Cádiz ha logrado y mantiene un prestigio turístico impresionante a escala nacional (cierto que ahora se ve beneficiado por las dificultades de salir de España de vacaciones).
El turismo es, sin duda, uno de los principales motores económicos para Cádiz. Y también parece fuera de duda, sin confianzas, que durante los últimos 20 años se han hecho muchas cosas bien. Al final, ese tipo de debates siempre se zanjan con un tópico: hay que buscar el turismo de calidad. Pero nadie sabe bien qué significa ese término, nadie sabe fijar los límites mínimos y máximos de ese calificativo. No es exactamente de lujo puesto que si fuera ofrecido a visitantes con unas rentas altísimas sería, forzosamente, minoritario y este verano, pese a todo, vemos que no, que son los españoles de ingresos medios los que llegan en grandes proporciones.
Climatología privilegiada, playas incomparables, Sierra y naturaleza, monumentos, deportes náuticos, locales cada vez más cuidados, historia, gastronomía en crecimiento, grandes complejos que respetan el medio y se funden con el paisaje sin dañar el entorno del que se alimentan... Son muchos los atractivos, naturales o trabajados, pero conviene mantener el esfuerzo en conservarlos y mejorar en infraestructuras, en formación y profesionalidad. De esta forma será posible que la buena, y algo inesperada, noticia se haga crónica.