La incidencia, un indicador poco fiable
Con la vacunación empieza a ser cada vez menor relevante saber el número diario de positivos, y la atención debe enfocarse a hospitalizados y número de inmunizados
En los primeros días de la pandemia se contabilizaba cada caso. Un militar en El Puerto, una anciana en Jerez... Desde entonces, tanto el Ministerio de Sanidad como la Consejería de Salud han informado prácticamente cada jornada de los nuevos enfermos de covid, hospitalizados y ... fallecidos a causa del coronavirus. Un conteo exasperante que descontextualizado ha terminado por desorientar a una población que no entendía cómo bajaban los contagios y subía la incidencia, y por qué se celebraba la victoria puntual contra el virus con tantos muertos aún numerándose sobre el papel.
¿Llegó el momento de cambiar el enfoque? Con las vacunas inmunizando al 99% de la población vulnerable y frenando la sintomatología grave en gran parte de los infectados, con una tasa de mortalidad ínfima en la provincia de Cádiz y muy lejos del colapso hospitalario, el ‘parte de guerra’ cada vez cobra menos sentido. Qué importa sumar casi un millar de positivos al día si muchos de estos enfermos, con las consabidas excepciones, superan el trance con un leve malestar.
A ello se le une otra incongruencia denunciada por los dirigentes afectados. ¿Es admisible basar las medidas restrictivas (cierres, toques de queda, aforos) en la tasa de incidencia de una ciudad que en verano multiplica su población por cuestiones vacacionales? Conil, El Puerto o Grazalema, los tres con alcaldes de diferente color político, denuncian que es absurdo que hagan la media de los contagiados sobre su base poblacional, sabiendo que en julio y agosto se triplican los ciudadanos.
Hasta el propio presidente de la Junta Juanma Moreno reconocía que la tasa de incidencia empieza a dejar de ser un indicador fiable. Cierto es que apenas se levanta la voz pues las restricciones son muy laxas (la limitación de movilidad nocturna de dos a siete no afecta a la hostelería ni al turismo). Pero crece la sensación de que muchas actuaciones se cimentan más sobre la inercia y experiencias pasadas que sobre la realidad presente, lo que impide la idónea aplicación de las medidas. La presión hospitalaria ha de ser la principal preocupación y en esta quinta ola, gracias a la vacunación y el comportamiento de la mayoría de la sociedad, se está muy lejos del colapso y la saturación que provocó el pánico en los momentos más duros de la pandemia.