Una huelga que daña a terceros
Los paros en la recogida de basuras en El Puerto de Santa María han provocado una situación tan molesta para vecinos y autónomos que precisa de un entendimiento urgente
El olor a basura inunda de nuevo algunas calles de la Bahía de Cádiz y cuando eso sucede en alguna de sus ciudades, como ahora en El Puerto, nuestros vecindarios proyectan la peor imagen posible. La huelga es un derecho laboral, pero quienes la convocan ... deben pensar que es el último recurso en caso de un conflicto entre la dirección y los trabajadores. Esos dos sectores en confrontación están condenados a entenderse y han de tener presente el impacto que supone para el interés general, para la convivencia e incluso para la salud pública. La ciudad portuense encara ya más de una semana sin el servicio de recogida de basuras. Toneladas de residuos se amontonan en sus calles, mientras que los vecinos y visitantes –con Carnaval y Día de Andalucía de por medio– tienen que convivir con una situación que convierte a la ciudad que la sufre en un escenario en el que pasar el menor tiempo posible. El daño de esta huelga ya está hecho, es decir, el impacto para llamar la atención sobre las reivindicaciones de los trabajadores ya está conseguido. Esta misma situación se ha vivido antes en Cádiz, San Fernando o Rota, en otras muchas capitales andaluzas o españolas. Siempre se suelen hacer coincidir con algún periodo festivo, vacacional, en verano, en puentes, como ahora, en Semana Santa.
Con esa coincidencia se logra que las molestias sean mayores y, por tanto, la presión de los huelguistas pueda ser más efectiva. Pero las consecuencias en la población, en el comercio y las empresas, también deben ser valoradas por los convocantes. Ambas partes saben que, ojalá sin tener que recurrir a sistemas de arbitraje o tribunales, tendrán que sofocar la crisis. Pese a la discrepancia en materia salarial, en jornada laboral, o en dotación material como en el caso actual de El Puerto, el acuerdo y la desconvocatoria forman el único horizonte posible. Alargar la única resolución posible sólo sirve para dañar a vecinos y autónomos, sobre todo. Patronal y sindicatos deben recoger velas para sentarse a negociar y llegar a un pacto de mínimos que logre poner fin a una situación demasiado incómoda para demasiada gente.