Los gritos se quedaronen nada
El Ayuntamiento que hizo bandera electoral de los ‘sintecho’ sigue sin dar soluciones para pesar de los vecinos afectados
Hace unas semanas fueron las bóvedas de Santa Elena, luego la zona inferior del segundo puente, casi siempre Canalejas o el entorno de la Plaza de las Tortugas. El emplazamiento va cambiando, se suma cada uno al anterior, pero el fenómeno es el mismo. La ... realidad es igual de dramática, más aún en plena alerta sanitaria y aún con los últimos fríos del invierno. Ahora, la misma situación se reproduce en las viviendas situadas en la calle Doctores Meléndez, en el entorno de la plazuela de Capuchinos del barrio de la Viña. Allí están pernoctando, malviviendo, estas personas, habitualmente enfermas, con sus enseres, sus conflictos y la suciedad que inevitablemente producen todos los seres humanos. Para padecimiento de los vecinos.
La situación se reproduce y se agrava a pesar de los voluntarios que colaboran con las organizaciones sociales y que reparten su tiempo en ayudar a los más necesitados. Sin embargo, su esfuerzo silencioso, invisible, resulta insuficiente para evitar el sufrimiento de las personas que duermen en las calles y, lo que es peor, mueren en ella. El Ayuntamiento de Cádiz, cuando sucede, dice lo lamenta, que hace lo que puede, que prepara dispositivos e instalaciones pero que el problema «es complejo». Eso admite ahora. Antes, hace apenas cinco años, cuando las medidas eran similares y los hechos, idénticos, hablaba de abandono y crueldad pero es más fácil criticar que trabajar. Los vecinos de La Viña son ahora los que denuncian que llevan años padeciendo esta situación y, aún siendo conscientes de la dificultad por la que atraviesan muchas de estas personas que duermen en la calle, piden una solución inmediata a un problema que aseguran que ya es «insoportable». La incapacidad para resolver esta situación es un error de gestión imperdonable en unos dirigentes que se han dado golpes de pecho en numerosas ocasiones, rasgándose las vestiduras por la persistencia de las personas sin hogar o que hicieron bandera electoral de este problema (universal, complejo y antiguo) con tal de arañar algunos votos. Una vez en el Gobierno, local y nacional, resulta que las soluciones no están. Ni el centro de baja exigencia es suficiente ni hay agilidad o ideas para sacar de las calles frías y enmascaradas a los más débiles en jornadas, y noches, que aún amenazan con el frío y la lluvia.
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