Un gran país que tenía tarea pendiente
La terrible crisis por el coronavirus sorprende a España con tasas de precariedad y paro más altas que las de su entorno
El indicador democrático que publica ‘The Economist Intelligence Unit’ (EIU) colocó a España en 2019 en el puesto 19 de 165 países, con un 8,08 sobre 10. Según este organismo, la nuestra es una de las 20 democracias plenas que hay en el mundo. ... La edición 2019 del Índice de Democracia Anual del Instituto Varieties of Democracy, dependiente de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), coloca a España en el puesto 26 de su ránking, en el que se analiza la situación de 179 países; tal calificación representa una mejora de nueve puestos con respecto al análisis publicado en el ejercicio pasado, y España supera a países como Estados Unidos, Japón o Austria , y se coloca por encima de la media de la Unión Europea con una puntuación de 7,42 sobre 10. Estas valoraciones tienen que hacernos sentir orgullosos de pertenecer a la élite de las libertades civiles y formales, pero lo depurado de nuestro sistema no debe cegarnos hasta impedirnos ver que, sobre todo tras la crisis 2008-2014, estamos en un país con unas estructuras económicas y sociales precarias.
Dicho esto, es evidente que España es también una relativa potencia media en términos económicos , que ha pasado al escalafón de los países más desarrollados del mundo a partir de la gran reconversión industrial y de su incorporación a la Unión Europea, en 1986, lo que le proporcionó recursos para dotarse de una gran red de infraestructuras y alcanzar niveles de prosperidad punteros.
Sin embargo, este aparatoso ascenso, que se truncó súbitamente en 2008 y de la que no nos liberamos hasta 2014 , se ha hecho sobre cimientos débiles, que se han caracterizado por un estado de bienestar frágil a consecuencia de una presión fiscal sistemáticamente baja. Ello ha dado lugar a dos grandes insuficiencias: el de unos servicios públicos de buena calidad pero mal mantenidos por falta de recursos , y el de una sociedad muy desigual, en el que un sector intolerablemente alto se mantiene por debajo del umbral de la pobreza, y en que las clases medias que levantaron cabeza a finales del siglo XX y principios del XXI se han precarizado . La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto las graves disfunciones sociales del país ; la fragilidad de una sociedad empobrecida y sin capacidad de ahorro, impotente por tanto ante cualquier contrariedad; la extensión de la precariedad laboral , con tasas insoportables de desempleo y de temporalidad.