El Gobierno y el reto Airbus
El Ejecutivo afirma que no baraja el cierre ni la pérdida de empleos y tiene la responsabilidad de conseguir ese objetivo colectivo y único
Es el momento de pasar de la contemplación a la acción. «El Gobierno de España no contempla el cierre de la factoría de Airbus de Puerto Real y la negociación con la empresa va encaminada al mantenimiento de la factoría y del empleo», afirmaba ayer ... la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en Rota. Pues ha llegado el momento de dejar de contemplar y ejercer las medidas de presión que están en manos del Ejecutivo para conservar un centro laboral, y cada uno de sus empleos, porque la Bahía de Cádiz no puede permitirse ni un paso atrás en materia laboral. La presencia del Gobierno en el Consejo de Administración y los recientes acuerdos de apoyo a las factorías de Airbus en España son suficientes herramientas para hacer valer su postura, para conseguir en vez de contemplar.
El objetivo es que se reconozca el protagonismo que la Bahía de Cádiz ha tenido en el pasado y el presente del consorcio aeronáutico, en el gigante de un sector estratégico clave en todo el mundo. La compañía aeronáutica Airbus se caracterizó hace muchos años, hasta que medió la primera década del siglo XXI, por tomar decisiones empresariales avanzadas a su tiempo. Uno de los acontecimientos más notables que se recuerdan en su historia fue la presentación en febrero de 2007 de un ambicioso plan de ahorro de costes que incluía, entre otras cosas, la eliminación de, al menos, 10.000 empleos en cuatro años, de los que 400 pertenecían a sus plantas españolas. El plan llamó la atención porque se presentaba justo cuando la compañía estaba en la cresta de la ola de ventas. La dirección de la empresa justificó la medida para prepararse ante una posible crisis internacional. No llegó una. Llegaron dos: la de 2008-2012 y la actual, la derivada de la pandemia. Entre medias, los accidentes que pusieron en cuestión algunos modelos y grandes encargos tanto de Boeing como de Airbus, dos teóricos rivales que funcionan con vasos comunicantes. Desde luego no les faltó razón a sus gestores para prepararse ante contingencias y recesiones. Pero si la finalidad de aquel gran plan era resistir, ha llegado el momento de hacerlo. Para el Gobierno, la ocasión de hacer valer su palabra y su peso para que no se pierdan más puestos de trabajo. Es el único objetivo.
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