El Gobierno del cambio

La ciudad de Cádiz despide otro año prácticamente en blanco, en absoluta decadencia, sin proyectos de calado pero, eso sí, con el callejero patas arriba

Los anticapitalistas de Kichi, Teresa y amigos, bajo el paraguas de Podemos, irrumpieron en Cádiz con la etiqueta autoimpuesta del Gobierno del cambio. Seis años despues, han cambiado el nombre del estadio Carranza, una treintena de calles y hasta la fecha del Carnaval. Han eliminado ... las huellas de José María Pemán, el principal dramaturgo gaditano del último siglo (teatro, placa, hijo predilecto...), y han borrado las menciones a la Monarquía, con la muleta del PSOE.

Es innegable que han cambiado, incluso las formas y los escenarios, con Twitter como foro de debate en lugar de un Pleno inútil donde se impone su voz al grito de ‘ordeno y mando’. ¿Era esta Cádiz la que se imaginaban hace casi siete años, cuando soñaban con sentarse en el sillón de Fermín Salvochea?

La ciudad despide este 2021 sumida en la apatía, en la paralización, consciente de que el tiempo no espera y pararse es retroceder. Sin un proyecto futuro y global, las pequeñas apuestas (nuevo teatro, museo del Carnaval, la renovación de la infraestructura hidráulica) quedan diluidas por la política estéril del gesto y del grito. Los últimos plenos, con concejales de la oposición ausentes y desconectados por los insultos y las maneras de los actuales gobernantes, representan la peor cara de la cuna de la Constitución, donde el diálogo quedó sepultado por los desprecios, las misivas y hasta el megáfono.

Han cambiado sus nombres, pero las calles continúan siendo el hogar de numerosas personas sin esperanza que proliferan ante la política actual de los gestores. Unos gestores que se vanaglorian de ser los que más invierten en Servicios Sociales, sin entender que éste es el peor síntoma, la confirmación del empobrecimiento de la ciudad, de su gente, que lo que necesita es ayuda pero lo que realmente quiere es un trabajo, una oportunidad.

Han cambiado la denominación de un Estadio histórico, invitando al club a marcharse a otro escenario en lo que supondría un golpe durísimo tanto en lo simbólico como en lo económico.

Han retirado a muchas personas su menciones honoríficas, sus títulos de hijos predilectos, pero los hijos actuales se siguen marchando en tropel (1.200 en un año) en un suicidio demográfico, envejeciendo Cádiz y perdiendo la ilusión y la pujanza de la juventud.

Otro año más, lo han cambiado todo pero no ha cambiado nada.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios