Una fuga simbólica
Un suceso común, la escapada de un adolescente, deja demasiadas dudas en materia de seguridad justo cuando más controles y limitaciones sufrimos todos
![La Voz de Cádiz: Una fuga simbólica](https://s3.abcstatics.com/media/opinion/2021/02/10/v/madre-darek1-kFtB--1248x698@abc.jpg)
Hay algunos sucesos que trascienden de la crónica diaria para convertirse en un testimonio del tiempo en el que acontece. Ha sido el caso de la, afortunadamente breve y felizmente resuelta, desaparición de Darek Catalán , el chaval puertorrealeño de 13 años cuyo paradero ... se desconocía desde las 14.30 horas del pasado domingo. Su madre salió a comprar y le dejó con un videojuego. Cuando volvió, la puerta abierta, luces encendidas y ni rastro del menor.
Familiares y amigos, redes sociales, además de un buen número de funcionarios centrados en dar con el niño. Estas situaciones son frecuentes, como recuerda la Policía, aunque este caso dejaba alarmantes señales. Finalmente, no lo fueron. Ha terminado, como la gran mayoría de desapariciones de adolescentes y jóvenes, en una chiquillada, en un acto desafortunado y voluntario que ha torturado a los suyos pero tiene vuelta atrás. Unas 30 horas después, gracias al rastreo policial de su móvil, apareció en Madrid.
A partir de ese momento, el caso deja de ser trágico pero pasa a ser sintomático. La simple escapada de un crío provoca demasiadas interrogantes que ponen en cuestión muchos protocolos de seguridad. Por ejemplo, cabe la duda de la eficacia de los controles de confinamiento geográfico, porque un menor sin acompañar cruzó media España sin que nadie le preguntara nada cuando, en teoría, no se puede ir de Puerto Real a Cádiz sin motivo sanitario, laboral o de emergencia. También queda en duda la ética profesional de los profesionales que le transportaron hasta Madrid, parece ser que un taxi aunque colectivos profesionales dicen no tener constancia de este dato. Si fue un conductor profesional el que le llevó, resulta llamativo que no le provocase sospechas un desplazamiento tan largo, de un menor, solo, en tiempos de confinamiento, pagado en metálico. Los cuerpos de seguridad, «que se han portado de diez» en la búsqueda según los padres, quedan igualmente mal retratados tanto por la estancia del chico en Madrid como por todo el tránsito. Se supone que vivimos tiempos de grandes controles de seguridad, de limitación de las libertades por un bien mayor, pero un chico ha logrado saltárselo todo, sin más. Habrá que afinarlos.