Los frutos del trabajo sin gritos
La Delegación de Educación, sin alharacas ni estridencias, ha trabajado en estos tres años para que nadie se quede atrás en clase
Todos lo hemos visto en clase. Hay dos tipos de alumnos. Los que trabajan abnegadamente y callados, los que por encima de llamar la atención quieren sacar las mejores notas, los que anteponen el esfuerzo a la actuación y a la súplica posterior. Y están ... los que lo dejan todo para última hora o para ninguna, quienes son de darle mucho al pico pero poco a la pala, los que prefieren pavonearse de lo que estudian, o no estudian, y creen que lo que obtienen los que trabajan son golpes de suerte. En política pasa algo parecido. Están los que prefieren el grito, el pataleo, el megáfono y la barricada ante cualquier problema, ante cualquier situación. Y quienes optan por el trabajo callado, por el esfuerzo, por darle más importancia a los resultados a pesar de que, con esa estrategia, no se arrastran votos.
La Consejería de Educación, y la Delegación en el caso de Cádiz, son la prueba de que el movimiento, más que gritando, se demuestra andando. Andalucía venía de una época de recortes en educación con el Gobierno del PSOE que, pese a que se le llenaba la boca con la proclama de que teníamos la mejor sanidad y educación de España, iba poco a poco dejándolas llenas de agujeros. Solamente en Cádiz, como desgranó ayer el delegado Andréu (Ciudadanos) se destina ahora un 16% más para la educación que cuando llegaron a la Junta. Ese porcentaje es especialmente significativo en el caso de la inversión para la educación especial, que representa un 30% más de montante. Por cada alumno con necesidades especiales se han invertido en el último curso 7.000 euros, frente a los 5.500 de las últimas cuentas del PSOE. Los datos están ahí, por mucho que los que poco hayan de aprendido de matemáticas quieran hacer demagogia.
Pero por encima de esas cifras, la Junta se ha preocupado por dignificar la figura del profesor, dotándola del estatuto de persona de autoridad. Frente a los que dicen defender a los trabajadores pero no se preocupaban de darles un colchón que les evite nuevos disgustos, están los que han luchado porque las agresiones que puedan recibir tengan castigos más severos. Porque por encima de las palabras lo importante es llegar a fin de curso con los deberes hechos.
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