El Apunte

Formas de ser feminista

El ejemplo y el compromiso de dos vidas entregadas a la libertad son la prueba de que hay muchas vías para reivindicar a la mujer

El feminismo es, o debiera ser, uno de los derechos humanos. Incuestionable y universal. Como cualquier otra forma de discriminación por una condición innata, es intolerable. Así debe asumirse en todas las sociedades, también en aquellas en las que los presuntos progresistas, los amantes de ... todas las causas y poses, no se atreven a levantar la voz. Convertirlo en una ideología interesada y ruidosa, en un arma arrojadiza en la refriega partidista es, en el fondo, hacerle un flaco favor a la esencia de ese movimiento que debe concernir a todo ser humano. Una de las obligaciones del feminismo debiera ser reconocer los logros que se han obtenido en los últimos años en materia de igualdad, de protección y de consideración de ese gigante semántico que es la mujer, la mitad más uno de la humanidad. También, tendría que ser la prueba inequívoca de que la mujer está unida en lo que a la defensa de sus derechos se refiere, que no piensa dar ni un paso atrás en los logros conseguidos, en un recordatorio de que la lucha no ha terminado y de que todavía queda mucho por conseguir en materia de igualdad, verdadero significado de la palabra feminismo. En cada parcela, cada una, cada uno, en su vida diaria, familiar, laboral y social.

En el primer apartado, en el de valorar el camino recorrido con ejemplo, trabajo y sacrificio, cabe enmarcar el reconocimiento recibido ayer por Soledad Becerril y María Izquierdo como nuevas Doctoras Honoris Causa de la Universidad de Cádiz. En el caso de la primera, su trayectoria política y la lucha por la igualdad han sido una misma cosa, sin aspavientos, sin resaltar –a gritos– lo que era obvio: su capacidad. Ayer, sin remontarse más allá, se recordaba «lo extraordinario de una mujer extraordinaria en un momento extraordinario de la historia de España». Izquierdo, que ahora se declara doblemente marginada «por ser mujer y por ser mayor», fue ensalzada «como un referente en la historia de la Democracia española». Pero tan valiente, tan joven y tan vigente es su compromiso que recordó la situación de la mujer afgana, lamentándose de su falta de libertad y futuro. Son dos ejemplos de que hay muchas formas de ser feminista, tantas como personas, sin que la izquierda radical deba imponer un único discurso agresivo y maniqueo.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios