El Apunte
Al final, vallas para los ‘sintecho’
El cierre de las bóvedas de Puertas de Tierra confirma que la solución al problema de los que duermen en la calle no era tan simple
El Gobierno local de Cádiz se está dando un atracón de realidad. Después de unos primeros años consagrados a los gestos vacíos, las causas internacionales, las compras de trajes y corbatas o las mayores nimiedades, ahora se desayuna cada día con un buen plato de ... realismo que debe digerir como puede, sin ayuda de la sensatez, la flexibilidad o la formación. De las fechas del Carnaval a los procesos administrativos de la limpieza pública, del tráfico a los efectos de la pandemia en el comercio, todo está lejos de la retórica, de los discursos mitineros y la ideología de carpeta de instituto. Es la dura gestión cotidiana. Un ejemplo más ha llegado con las personas sin hogar, los que duermen sin techo, los que pernoctan en la calle. Cuando el artefacto político de la demagogia, Podemos-Adelante, llegó al poder municipal en Cádiz, estos ciudadanos apartados de la sociedad ya ocupaban determinados espacios en la capital gaditana.
Suponían un dolor para cualquier ciudadano con algo de conciencia y decencia pero muy difícil de resolver por la situación social, sanitaria y personal de muchos de ellos, que mezclan temores, traumas familiares con distintas patologías y adicciones, en muchos casos, además de un común desarraigo de su entorno.
Las bóvedas de Santa Elena, en las Puertas de Tierra, han sido uno de los últimos emplazamientos más frecuentados. Los actuales responsables municipales utilizaron, hasta 2015, este fenómeno para obtener beneficio político y achacar esta situación –casi planetaria y con décadas de existencia– a sus oponentes en las elecciones locales. Llegaron a prometer calles libres de 'sintecho', personas liberadas de dormir en la calle. Una patraña que seis años después ha terminado en colocación de vallas, sin concertinas, para que los afectados salgan de esos espacios y no regresen. Los que durante su primera campaña de las Elecciones Municipales presentaron la erradicación del ‘sinhogarismo’ como una de sus banderas han demostrado que –como en otros muchos asuntos– la realidad les ha superado. No han encontrado soluciones mágicas, ni nuevas, ni mejores. Han hecho lo que han podido porque la política es el arte de lo posible y no proclamas de megáfono.