La fase más compleja
El recorte en las medidas de confinamiento propone un mayor reto, más difícil de vigilar por cuerpos policiales
Este martes, si no hay cambio de planes, Sánchez hará público el plan de desconfinamiento del Gobierno . Los datos europeos, en su conjunto, acreditan que la pandemia de coronavirus remite, con muchos temores y muchos matices, mientras el nuevo epicentro de la enfermedad ... está en Estados Unidos. En el concreto caso español, como el italiano y el francés –los tres con considerables similitudes–, el retroceso de los contagios y la decreciente ocupación de las áreas de cuidados intensivos aconsejan una prudente desescalada, no sólo para normalizar la vida de las personas, enajenadas por el largo confinamiento, sino también y sobre todo para recuperar las economías, que ya no conseguirán evitar la recesión pero que tendrán una recuperación tanto más ardua, lenta y difícil cuanto más larga sea la parálisis.
El confinamiento, inscrito en la declaración del Estado de Alarma , ha resultado relativamente fácil de controlar por métodos policiales. Pero ahora, con la desescalada, el control será mucho complejo y el éxito del proceso –es decir, el declive de la pandemia, sin recaídas– depende sobre todo del civismo de los ciudadanos, que deben cuidar esmeradamente no propalar el patógeno y evitar ellos mismos el contagio, manteniendo la distancia social y las recomendaciones higiénicas.
La rápida expansión desde China a todo el mundo del Covid-19 en unas pocas semanas da idea de la gran facilidad con que se transmite, por lo que, dado el desconocimiento prácticamente total de las características del virus, no puede descartarse ni una segunda oleada ni una recurrencia anual sistémica como ocurre con la gripe, hasta que se consiga una vacuna realmente eficaz. Esto significa que, una vez levantada la mano del confinamiento y abierto el paso a la movilidad de las personas, la transmisión será un riesgo objetivo creciente, que sólo la propia ciudadanía podrá evitar. Por más que las autoridades sanitarias deban hacer un esfuerzo para perseguir los focos de contagio. La localización mediante GPS en búsquedas de portadores de la enfermedad constituiría un paso de gigante en el aislamiento definitivo del virus y en el aborto temprano de cualquier foco.
Ya sabemos que una gran mayoría de ciudadanos se comportará con respeto a las normas establecidas , cuyo cumplimiento representa vidas salvadas. Pero bastaría con que un porcentaje pequeño de desaprensivos las transgrediera para que toda la operación fracasase y hubiera que comenzar de nuevo.