El Apunte
La excelencia que tenemos en casa
El derrotismo tan propio de nuestra tierra no puede impedirnos valorar la calidad académica que emana de la Universidad de Cádiz
El gaditano es, somos, por naturaleza derrotista. Continuamente se apoca pensando en que no es lo suficientemente bueno en tal o cual área y a menudo piensa que todo lo que se hace, piensa o propone desde cualquier otro lugar es mejor. Sin embargo, nos ... contemplan sobrados elementos para sacar pecho y reivindicar el puesto que nos corresponde. Así, tenemos el puerto de mercancías más activo de España y uno de los más importantes de Europa, o unos vinos únicos en el mundo capaces de atraer a figuras internacionales como Lebron James. Y una Universidad que puede presumir, y lo hace, de excelencia y cercanía con su sociedad.
Ayer fue la presentación del curso académico y la acogida de los grados y posgrados de la Universidad confirma que es una institución más que respetada por los de dentro y por los de fuera. No en balde, la Universidad de Cádiz ha logrado la proeza de tener más estudiantes internacionales que antes de la pandemia. Los esfuerzos que ha realizado su personal docente durante los meses más duros de la crisis del coronavirus han sido la mejor prueba de que es una institución viva y con una inmensa capacidad de adaptación, lo que ha sido valorado por quienes, en definitiva, buscan prepararse de cara al futuro.
Este año, además, la UCA lleva a gala que el Campus de Excelencia del Mar, CEImar, cumple una década de funcionamiento. Diez años en los que los complejos que pudieran existir sobre la capacidad de liderar grandes proyectos internacionales han quedado disipados y que han hecho de Cádiz una referencia obligada en todo el mundo a la hora de hablar de estudios náuticos, marítimos, biológicos, de inovación...
Los retos que debe afrontar la Universidad en los próximos años no son pequeños. Un mercado cada vez más competitivo y una sociedad cada vez más centrada en los procesos tecnológicos exigirán una renovación en las materias y en la metodología. Además, la renovación necesaria de infraestructuras pondrá a prueba la solvencia de la Universidad y su capacidad para buscar acuerdos. El fiasco de Valcárcel, cuya obra supera de largo las capacidades de inversión de la UCA, es una de las llamadas de atención de lo que vendrá. Sin embargo, de momento, sigamos valorando la institución como lo que es: una de las mejores embajadoras de lo que Cádiz puede hacer.