El Apunte
El examen más exigente
La vuelta al cole requiere el compromiso de todos
Con incertidumbre se afronta el regreso a las aulas. El coronavirus ha puesto patas arriba al mundo entero, ha cambiado los hábitos sociales, pero también los educativos. El distanciamiento se ha convertido en una necesidad para evitar contagios y la dificultad para llevar a cabo ... este propósito probablemente saldrá a la luz en las próximas semanas. Es una vuelta a las aulas extraordinaria, pues estas generaciones no se habían visto en unas circunstancias similares y por ello, la incertidumbre es palpable.
Las administraciones continúan intentando dar con la fórmula precisa para que las decisiones que se tomen no se vayan al traste unas semanas después. Hay mucho en juego. La educación juega un papel importantísimo en la sociedad, pero también la salud, por lo que el compromiso de todos es indispensable para que los pasos que se den no sean en falso. «Despacito y buena letra» reza el dicho popular, pero en este caso el tiempo juega un papel fundamental y cada vez queda menos para un regreso temido aunque necesario.
Todas las partes implicadas se muestran temerosas de que un rebrote haga saltar por los aires la enseñanza. Los profesores y padres, en muchos casos implicados por ambas partes, reclaman más docentes y aulas más amplias a las administraciones, pero a su vez deben tener en cuenta que sus hijos y alumnos deben llevar una vida, fuera de las aulas, acorde a lo que se pide en ellas. Un nuevo confinamiento sería un mazazo para la economía, ya maltrecha por el primero, por lo que apelar a la responsabilidad de todos es necesario para sacar nota en el examen más exigente de todos.
Vivimos una situación extraordinaria y debemos adaptarnos a estas circunstancias y continuar aprendiendo de los errores para no volverlos a cometer. Se aproximan meses difíciles. Debemos ser estrictos con el distanciamiento social, las medidas de higiene y no olvidar lo que hemos pasado para evitar rebrotes que pongan en jaque el sistema educativo.
Las experiencias de otros países no resultan demasiado halagüeñas. Es por eso que no se puede esperar que las administraciones encuentren una fórmula mágica. La necesidad de regresar a la educación presencial parece evidente, pero debe ir acompañada de responsabilidad por parte de todos. De otra forma, será imposible.