Este Gobierno local ya no existe
La humillación del alcalde y su cohorte hacia los cuatro ediles de Ganar Cádiz sólo puede tener una respuesta coherente y digna: la renuncia de estos últimos a sus delegaciones
Los roces fueron, primero, cosquillas, poses para la galería con el único interés de distinguirse ante una ciudadanía que los veía a todos como lo mismo: esa amalgama ininteligible a la izquierda del PSOE. Era 2015, los tiempos de discrepar sobre si visitar cofradías o ... no, si hacer las asambleas abiertas o a cubierto... Baratijas. Chucherías. La política de carpeta de instituto a la que estaban habituados. Las tensiones fueron a más.
La salida de Navarro dio paso al reforzamiento del grupo de asesores susurrantes, radicales entre los radicales, crecidos en el segundo mandato. Ya desde el inicio de la pandemia, los pequeños desaires se convirtieron en ruptura total e irreversible. Correcciones en público –caso de la ordenanza de terrazas –, desplantes entre el alcalde y Vila en los medios. Adelante Cádiz (formado por el sector Anticapitalistas y antes en Podemos) con Kichi al frente y Ganar Cádiz en Común (alianza con, principalmente, los restos de Izquierda Unida) con Martín Vila como máximo representante, trataban de guardar las formas en Cádiz. Es el único sitio en el que, todavía, gobiernan juntos y no era cuestión de estropearlo. Mientras, sus respectivos bandos se acuchillaban en Madrid o Sevilla . En el Parlamento de Andalucía, han acabado con denuncias cruzadas, incluso por quedarse con el parné. En Madrid, Podemos soltó lastre para iniciar su caída libre y se desmarcó antes de Anticapitalistas. Hasta Yolanda Díaz, única esperanza individual de esa izquierda radical sudoku, admitió este jueves que acudir a las elecciones andaluzas todos en una sola papeleta (Ganemos o Izquierda Unida con Podemos, o Adelante o Anticapitalistas, vaya lío) era imposible. «Que no da tiempo», dijo. Pero es peor: faltan ganas e ideas .
El paripé en Cádiz sólo tenía la justificación del interés electoral y, tras las palabras de la ministra, queda claro que ya no tiene sentido. Por tanto, salta por los aires con una denuncia pública del cuarteto de Ganemos. A esos concejales –Martín Vila, Eva Tubío, Helena Fernández y Rocío Sáez– ignorados y humillados en la confección, nada menos, que de los presupuestos municipales, sólo les queda dimitir del Gobierno local. Es la única opción digna y coherente por más que falte un año de mandato. Luego, que en cada Pleno se debata lo que toque. Cualquier otra opción sería dar por bueno que les insulten y les ignoren con el único fin de aferrarse al cargo con desvergüenza.