El estadio de los despropósitos
Once años después de su inauguración, se pone de manifiesto la total falta de mantenimiento de unas instalaciones siempre acompañadas de polémica
El ya antiguo Estadio Carranza, ahora llamado Nuevo Mirandilla tras el empecinamiento de Kichi y de su equipo de cambiar el nombre a todo lo que huela a franquismo en la capital, empieza a mostrar su deterioro tanto por el paso de los años desde ... su inauguración en 2012 como, sobre todo, por la total falta de mantenimiento de unas instalaciones que siempre han estado acompañadas de polémica. La caída de varios cristales de la fachada de este edificio, templo de los cadistas y, al mismo tiempo, sede de distintas dependencias judiciales, de comercios, oficinas y garajes; ha obligado al Ayuntamiento de Cádiz a vallar todo el perímetro de las gradas de Preferencia y de Fondo Sur ante el riesgo de caída de elementos a la vía pública.
El problema es que cuando se empezaron a comercializar los locales de este edificio «multiusos» no se constituyó una comunidad de propietarios que los englobara a todos. Ahora hay subcomunidades independientes. Y hasta que no se han caído los primeros cristales no se ha empezado a trabajar. En ello están tanto el Consorcio de la Zona Franca, propietario de varios de estos locales, y el Ayuntamiento, que se ha comprometido a ejecutar las obras de urgencia de manera subsidiaria hasta que esta comunidad esté creada. Iban a empezar en el mes de julio pero se está a la espera del cobro de las multas impuestas a los propietarios por el incumplimiento de la falta de mantenimiento del edificio. Ya se sabe que las cosas de palacio van despacio.
Si las cosas se hubieran hecho bien desde el principio, otro gallo cantaría y el estadio no estaría rodeado de vallas con la Liga ya comenzada. Un estadio sin nombre ya que las letras del antiguo se han retirado por parte del Ayuntamiento a la espera de sacar un nuevo pliego para colocar el rótulo con su nueva denominación, fruto de un proceso participativo abierto el pasado verano e interrumpido por presuntas irregularidades y que ha concluido bautizando a este edificio como Nuevo Mirandilla, aunque muchos siempre seguirán llamándole Carranza.
Estos desprendimientos deben servir de alerta al Ayuntamiento para vigilar el estado de la Tribuna, parte de la fachada que aún no ha contado con ningún percance, pero en la que todavía hay un módulo hotelero que vender después de numerosos intentos fallidos. Hoy culmina el plazo de presentación de ofertas de la última convocatoria. Que haya suerte.
Ver comentarios