La esperanza de los astilleros
Navantia delega en las ofertas internacionales, entre ellas la de Arabia, su futuro más inmediato
El futuro laboral que ofrecen en estos momentos los astilleros no es nada alentador. Las factorías gaditanas iniciaron hace meses el descenso de su carga de trabajo y, con ello, el abismo para su industria auxiliar. La sequía de nuevos contratos tanto de obra naval ... como de construcción offshore han situado a Navantia en una posición muy delicada, un año después de que se pusiera en marcha su plan industrial para garantizar la viabilidad de los astilleros públicos españoles.
Este plan estratégico se firmó en diciembre de 2018 con el ánimo de rejuvenecer a la plantilla y, sobre todo, con el objetivo de mejorar y adaptar la producción de las factorías a los nuevos tiempos y necesidades, mirando así a las nuevas tecnologías. Es lo que se conoce como ‘Astillero 4.0’. Sin embargo, Navantia no ha logrado firmar ningún contrato naval desde julio de 2018. Fue entonces cuando España y Arabia, después de tres años de negociaciones, se embarcaron en un proyecto de defensa para la fabricación en el astillero de San Fernando de cinco corbetas para la Marina saudí.
Por el camino, entre 2018 y 2020, hemos perdido la posibilidad de construir barcos para Australia, Canadá y Estados Unidos y, al final, esa ausencia de nuevos contratos, pasa factura. Navantia se enfrenta a partir de ahora a una larga temporada de sequía laboral en el plano naval. La construcción de los cuatro petroleros de la serie Suezmax en la planta de Puerto Real para el grupo vasco Ibaizábal abrieron en 2015 una etapa de bonanza para los astilleros, que ha seguido con la obra de las corbetas saudíes. Pero no hay nada más. Los contratos offshore en los que trabaja la factoría puertorrealeña culminan el próximo año y el astillero isleño entregará a principios de 2022 la última de las cinco corbetas. Para remate, la irrupción del coronavirus ha dejado al astillero de Cádiz sin su principal fuente de ingresos: la reparación de grandes cruceros.
El tiempo se ha venido encima para Navantia como si fuera un tsunami. La empresa se encuentra sin margen de maniobra para dar continuidad a las corbetas a medio plazo. Solo las ofertas presentadas en el plano internacional (Arabia, Marruecos, India y Reino Unido) arrojan algo de esperanza al futuro de la empresa. No hay que olvidar que el plan industrial de Navantia recogía 11.000 millones de euros de inversión pública con la construcción de un BAMde apoyo a submarinos, el encargo de dos ferrys de transporte militar y en las fragatas F-110. De momento, solo las fragatas tienen el visto bueno y la orden de obra aún no se ha dado.
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