El esencial papel de los rastreadores
La Junta acierta al multiplicar a operarios con una función clave
El histórico proceso de crisis sanitaria que atraviesa el mundo se ha convertido en una sucesión de descubrimientos trágicos, en su mayoría, y esperanzadores, por ahora los menos. Entre los primeros, debemos admitir que la pujanza que suponíamos a la ciencia y a nuestro sistema ... sanitario no era tanta. Entre los últimos, que los tratamientos de prevención son más necesarios que los de intervención. Entre las medidas preventivas más eficaces y reclamadas por los expertos figura el papel del «rastreador» (una de las muchas palabras que se ha hecho popular por desgracia para todos). En todos los estamentos, públicos o médicos, de todos los países se incide en su función clave, en que suponen un elemento esencial para controlar, hasta erradicar, la epidemia de coronavirus. En teoría, esta labor debe ser desempeñada siempre por profesionales de la Enfermería o la Epidemiología con las tecnologías de la comunicación (internet y telefonía móvil) como grandes herramientas. Su misión concreta, nada menos, es establecer exactamente el mapa de los contactados por un contagiado, concretar con exactitud las personas con las que ha tenido proximidad física un caso positivo por la Covid-19. Adelantar el posible diagnóstico e impedir la expansión mediante cuarentena es su mayor éxito.
De ahí que sólo quepa calificar como un acierto que la Junta de Andalucía haya llegado a multiplicar por tres los rastreadores en la provincia de Cádiz y, en general, en toda la comunidad autónoma. En jornadas duras, coordinadas desde centros de salud, estos responsables de la detección, vigilancia y control del coronavirus realizan cientos de llamadas para tratar de completar el rompecabezas de todos los contactos que ha tenido una persona recién diagnosticada desde las 48 horas anteriores a la aparición de los primeros síntomas.
En estas llamadas, los sanitarios ofrecen recomendaciones y realizan un control de los síntomas de la enfermedad. Además, tratan de reconstruir los pasos de las personas infectadas han podido tener antes de ser diagnosticadas. Normalmente son necesarias hasta cuatro llamadas para que el afectado recuerde a todas las personas con las que ha estado durante ese tiempo. Esto da una idea de la dificultad del trabajo. Conocer su identidad no es suficiente, los rastreadores deben identificar si el tipo de contacto ha sido estrecho, de riesgo, duradero o fugaz, si había mascarillas o distancia. Con toda la dificultad, está demostrado que su papel es casi tan esencial como el de médicos y enfermería.