Escuchar a los vecinos para poder gobernar
Los vecinos del entorno del Paseo estallan ante los problemas de la zona y la falta de diálogo del equipo de Adelante Cádiz
En una emocionante puesta en escena, el alcalde de la ciudad, José María González, alzó el bastón de mando en el balcón del Ayuntamiento cuando fue elegido por vez primera y lo mostró a sus enfervorecidos seguidores. El mensaje parecía claro: la voz desde ese ... momento la tenía la tenía el pueblo. Todo se quedó en eso, en una histriónica puesta en escena. Durante el mandato, el equipo de Gobierno que ha arropado a Kichi se ha distinguido por hacer oídos sordos a las asociaciones que o bien no guardaban una afinidad política con ellos o, simplemente, mostraban algún tipo de crítica hacia su gestión.
Tal es el caso de la Asociación de Vecinos Balneario-Cortadura, indignada por los problemas que acucian al entorno y exasperada por la falta de respuesta o, al menos, interlocución, por parte del Ayuntamiento. Los problemas que denuncian no son nuevos y son consecuencia de una peatonalización del Paseo que se realizó, como ya nos tiene acostumbrados este equipo, sin una previsión de los problemas que se iban a originar en el día a día. Problemas como la presencia constante de furgonetas y camiones para abastecer a una de las zonas con más locales de hostelería o la falta crónica de aparcamiento para los vecinos, que se convierte en trágica cuando llega el verano. El abuso de zona azul en el entorno es un castigo extra para estos vecinos cuando llega el verano.
A la falta de previsión se suman los problemas causados por la dejadez, que han provocado, merced a una instalación abandonada sobre la que no se actúa, la presencia de ratas y cucarachas en el entorno, lo que supone no sólo un problema estético sino, sobre todo, un asunto grave de salud pública.
Pero para la asociación, la gota que colma el vaso es el pasotismo que encuentran en San Juan de Dios, que llega al paroxismo en el hecho de tener que enterarse por los medios de comunicación de las actividades que se van a realizar este verano en el barrio, para las que no habrían contado no ya con la participación, sino ni siquiera con la opinión de la entidad que integra a los residentes en la zona.
Una vez más, y van demasiadas, hay que recordarle al alcalde que escuchar «al pueblo» no es quedarse con las coplas de Carnaval que glosan sus méritos sino que es, sobre todo, oír las demandas de quienes luchan cada día por hacer de su barrio un lugar mejor.
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