El Apunte
Esconder las faltas tras un nombre
La polémica por el cambio de nombre del Carranza nos ha despistado del lamentable estado en que se encuentra el Estadio, de propiedad municipal
Al alcalde de Cádiz, José María González, ‘Kichi’, se le pueden atribuir muchos defectos. No vamos a enumerarlos todos aquí, pero resumámoslos en su habilidad innata para predicar y no dar trigo o, si lo prefieren, para disparar sólo con pólvora ajena. Pero lo que ... no se le puede negar es su innegable habilidad para generar nuevas polémicas, muchas de ellas de lo más insospechado, para terminar tapando un problema mucho mayor. Como si de un prestidigitador se tratara, el regidor tiene el poder de distraernos con unos movimientos de manos cerca de Isabel La Católica y terminar colándonos una zona azul que no esperábamos.
Del mismo modo, el equipo de González Santos lleva semanas reavivando las llamas de la polémica del cambio de nombre del estadio Ramón de Carranza, como si el rebautizo del edificio fuera un asunto primordial en la ciudad. Además, la manera de realizarlo parece invitar, a sabiendas, a la polémica, a la confrontación, al encono tuitero que tanto agrada a esta coalición de izquierdas. Podrían haber cambiado el nombre del Estadio con el mismo sistema que la avenida Juan Carlos I o el teatro Pemán, pero han preferido que la olla, al romperse, hiciera cuanto más ruido mejor. Con toda esta polémica, el equipo municipal ha conseguido que apenas se haya mencionado que el estadio, que no tiene ni 10 años, presente un estado de conservación deplorable, que ha obligado incluso a instalar vallas en torno a la zona de paso de Preferencia y Fondo Sur para evitar que posibles desprendimientos causen accidentes. El equipo puede ser de Primera pero el mantenimiento de su estadio está para descender.
No viene mal, llegados a este punto, preguntarse por el destino del hotel del estadio, llámese Carranza, llámese Gadir o llámese Juan Carlos Monedero. El pronto olvidado David Navarro aseguró que ya estaba vendido y, a día de hoy, no se sabe qué destino va a tener. Otra muesca más en la lista de éxitos que atesora nuestro alcalde que, con su birlibirloque de polémicas inventadas y de rescate de fantasmas pasados, sigue con una ciudad paralizada, con decenas de conflictos laborales abiertos y con un estadio que se cae por falta de mantenimiento. De los grandes magos, lo único que puede aplicarse sin faltar a la verdad, es eso de «nada por aquí, nada por allá».