Entretenidos mientras el comercio agoniza

Los cierres son constantes y las vías antes transitadas son ahora un páramo. El Ayuntamiento se centra en cambiar nombres y estatuas

La incapacidad gestora de los dirigentes municipales que Cádiz ha elegido y la suspensión del consumo que ha provocado una crisis sanitaria y económica sin comparativa reciente han formado una tormenta perfecta que amenaza con dejar ciudades arrasadas cuando acabe su paso. La duración es ... aún una incógnita. Sólo tenemos la certeza de que los días más difíciles están por venir.

Especialmente en lugares como Cádiz en los que las iniciativas políticas brillan por su ausencia y las sociales, vecinales, son ignoradas o perseguidas si no comparten ideario político con la Alcaldía o dedican todas sus fuerzas a aplaudir al amado líder en sus cruzadas históricas contra la monarquía, los nombres del callejero, el capitalismo y el orden mundial.

Mientras, todos los días cierran negocios en Cádiz pero no todos son iguales. El desplome del consumo familiar, provocado por el miedo a unos venideros y desconocidos -incluso en esta provincia- niveles de paro puede hasta con los clásicos, los históricos que habían superado muchos baches, muchas vacas flacas. El brusco descenso del turismo hace el resto. Con los establecimientos vacíos de clientes, los estantes también se quedan sin productos que vender. Nadie los reclama por la caída de poder adquisitivo y la prudencia de los pocos que conservan alguno.

Esta situación, sostenida ya durante medio año –de marzo a septiembre– se cobra víctimas cada día. En vez de cerrar los ojos por última vez, los escaparates echan la baraja de forma definitiva. Cada vez se ven más carteles que anuncian traspaso, que ofrecen alquiler o venta en los espacios comerciales de las vías, antes, más transitadas.

A falta de que la industria o el resucitado sector primario vuelvan a ser lo que fueron (si vuelven a serlo alguna vez) muchas ciudades como Cádiz fiaban buena parte de su empleo y su microeconomía a dos factores: turismo y comercio.

En este apartado, la colaboración municipal es esencial. Sin embargo, en Cádiz suele traducirse en obstáculo a la instalación de terrazas, dificultades crónicas para el aparcamiento y carencia de ideas para la promoción del comercio local. Ahora que el cliente sale menos, es más selectivo. Y nadie se plantea visitar una ciudad o una zona comercial desangelada, triste, de aspecto sucio, decadente u oscura. Pero lo importante es el nuevo nombre del estadio, de una avenida o el traslado de bustos y estatuas.

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