El ejemplo catalán, el ejemplo alemán

Como era previsible, la Generalitat está tratando de aprovechar la pandemia

Como era previsible, la Generalitat está tratando de aprovechar la pandemia para sus fines soberanistas, machacando a los ciudadanos con el mensaje de que las instituciones catalanas están trabajando mucho mejor que las estatales y que, gracias a aquellas, el contagio se controla mucho mejor; ... su portavoz, Budó, lo ha dicho con la habitual indecencia: en una Cataluña independiente «no habría tantos muertos». El líder de ERC, Junqueras, quizá temeroso de no parecer lo bastante radical y de perder el apoyo de los más exaltados, exhibió las mismas tesis en un artículo: el Estado «no es útil» para los catalanes, por lo que exigía la independencia como solución a la emergencia sanitaria; además, acusó al Gobierno de Sánchez de desplegar una reacción «centralista, nacionalista, militarista, oligopolista y desesperadamente ineficiente».

Sucede, sin embargo, que la sanidad es una competencia que ha sido íntegramente transferida por el Estado a las comunidades autónomas. El artículo 148 de la Constitución, que enumera las materias en que las comunidades autónomas podrán asumir competencias, incluye en el puesto 21 «Sanidad e higiene». La desaparición del Insalud en 2002 culminó esa descentralización. El Sistema Nacional de Salud se concibe así como el conjunto de los servicios de salud de las comunidades autónomas convenientemente coordinados.

Podría decirse que nuestro ordenamiento ha concebido una sanidad federal. En la práctica, el Ministerio de Sanidad era, o es, un cascarón vacío porque toda la sustancia está en manos de las comunidades autónomas, que han construido unos sistemas regionales semejantes pero no idénticos, coordinados por el Estado pero no dirigidos por el Gobierno. Y, sin embargo, en poco se parece el planteamiento que en España se ha hecho de la lucha contra la pandemia, centralizado en el Ministerio de Sanidad al alemán, pongamos por caso, que ha resultado altamente eficaz –mucho más que el francés, centralizado y en las antípodas ideológicas–. En Alemania, donde la ley federal de protección para las infecciones atribuye a los Estados la facultad de adoptar las medidas para combatir la infección, la canciller Merkel preside las reuniones por videoconferencia de los jefes de Gobierno de los Estados y en este marco se deciden los pasos a dar. Así, las decisiones se adaptan a cada territorio: por ejemplo, las escuelas se abrirán en general el 4 de mayo, pero Baviera, con más contagios ha decidido hacerlo una semana después.

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