EL APUNTE

Dragados Offshore y el miedo al 'déjà vu'

Los trabajadores de la compañía temen que con la venta de la empresa se repitan los casos de Tabacalera, CASA o Delphi

Si hay una empresa que pueda presumir de buen estado en la cada vez más desindustrializada Bahía de Cádiz, esa es Dragados Offshore, una compañía que se ha convertido en uno de los referentes de la construcción de plataformas y que obra a obra, proyecto ... a proyecto, se ha ganado un puesto por derecho propia entre las más punteras del mundo. Es por eso que ahora se mira con comprensible inquietud el interés de la compañía Vinci por hacerse con la empresa. Los trabajadores conocen la historia reciente de empresas que tras ser vendidas y pese a las promesas de refuerzo, inversiones y respeto por los puestos de trabajo, el tiempo fue adelgazando sus plantillas y desmontando su maquinaria, que partieron para no volver.

La división de Dragados llegó a Cádiz en el año 72 y es uno de los ejemplos de cómo la iniciativa privada puede calar en la población hasta convertirse en algo, si no público, sí popular. En cada una de las estructuras que se han fabricado ha ido un poco de la Bahía de Cádiz y adonde quieran que éstas han llegado, se ha podido apreciar la calidad y el cariño con el que se han llevado a cabo.

Los precedentes son terribles. Tabacalera terminó convertida en Altadis y luego en un conjunto de solares a los que se está buscando acomodo. De la misma suerte, cuando cambió de manos General Motors, en Puerto Real, se emprendieron una suerte de procesos que culminaron con el cierre de Delphi. No importó ni en buen hacer ni el tiempo que llevase la planta en la Bahía. El dios dinero desmontó la producción y el trabajo se marchó. Parecido caso fue el de CASA, hoy Airbus y sometido al dictado de políticas intercomunitarias.

Los trabajadores tienen razones para recelar. Los responsables de Dragados están en su derecho de buscar la máxima rentabilidad posible y si la oferta de Vinci les convence, las leyes del mercado les amparan. Pero no deja de ser triste que otra empresa de capital español termine sirviendo a intereses extranjeros que ni saben lo que ha supuesto tanta carga de trabajo para la Bahía ni, probablemente, les interesa. Habrá que estar atentos a los que sucede en las próximas semanas.

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