Doble Carnaval, nula gestión
La fiesta, con los servicios que conlleva, se va a celebrar dos veces. Esa es la realidad y el Gobierno local no puede culpar a nadie de esa circunstancia
Durante los últimos meses, parece que el gran debate de la ciudad de Cádiz ha sido la fecha del Carnaval y su Concurso de Agrupaciones en el Falla. Las circunstancias extraordinarias derivadas de la pandemia recomendaban un retraso de fechas, una modificación, que parece tener ... una base de sensatez pero que finalmente ha sido mal gestionada. La gestión nunca fue el fuerte de este equipo de Gobierno. Finalmente, la realidad ha atropellado al alcalde y a sus asesores. Habrá dos carnavales en la práctica: el que corresponde a sus fechas a final de febrero y principios de marzo más el oficial programado, con un disminuido certamen del Falla, cuando la primavera esté en sus últimas semanas. Esa es la realidad, hemos pasado de no celebrar Carnaval a tenerlo por duplicado. Y eso supone un doble problema porque esta fiesta, como todas y en mayor medida, precisa de un soporte de servicios esenciales en materia de limpieza, transporte o tráfico, por citar los más importantes. La gran habilidad del alcalde de la ciudad, José María González ‘Kichi’ y de su equipo para ponerle un señuelo a los vecinos es asombrosa y, como tal, se le valora.
El gran mal que asola a Cádiz desde hace siete años es la falta de gestión, la incapacidad para resolver conflictos cotidianos relacionados con esos servicios, la dificultad para cerrar tramitaciones más o menos complejas, para impulsar iniciativas. La prueba es que cuando el alcalde y los suyos se han visto obligados a admitir que habrá una doble celebración del Carnaval en la calle, su primer reflejo ha sido echar balones fuera, como siempre, culpar al empedrado, a la malvada derecha, a cualquier otra institución o estamento. Ahora resulta que va a ser la Junta de Andalucía la que no permite que se amplíen horarios de hostelería en dos momentos distintos del año, cuando la realidad es otra. La Junta concede el derecho, a todos los ayuntamientos, a fijar esos días de horario extraordinario en las fechas que considere cada municipio pero no puede excederse de la cantidad de jornadas en que lo aplica. El Gobierno local de Cádiz se ve en la papeleta de tener que conceder excepciones en dos momentos distintos: el Carnaval de febrero, el natural, y el que se inventó para sortear la crisis sanitaria. Pero esa situación no la ha creado nadie más que el alcalde y su delegada de Fiestas, así que no pueden responsabilizar ni culpar a nadie de gestionar ambos calendarios.
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