El Apunte

Los días soñados eran estos

La pandemia cruel no termina de un día para otro, será gradual, pero ya las cifras permiten una gran ilusión que debe convivir con una prudencia permanente

Casi todos tenemos una sensación extraña. Tanto tiempo hablando del «día que todo acabe» y resulta que era esto, que era así. Que no era un día, ni acaba nada exactamente, ni empieza algo una mañana concreta. Que algunas cosas se irán, otras quedarán, que ... todo será progresivo, pausado. Hay señales, el fútbol lleno, los locales sin limitaciones, se acabaron los horarios, pero quedarán las mascarillas, el temor, las dudas a la recaída con el frío y la vida en interior, cuánto durará el –excelente– efecto de la vacuna... Nada va a cambiar de un día para otro. Ni hay nueva normalidad, ni vuelve la normalidad anterior al 14 de marzo de 2020, ni podemos ser los mismos, ni podemos olvidar lo sufrido, ni debemos vivir recordando en cada minuto este año y medio. Hay que pensar que hemos llegado a un buen lugar. Que hemos dejado atrás la peor etapa. La carrera ha sido larga. Ha resultado ser un tremendo maratón. Desgarrador. La meta ya está aquí. Con prudencia, pero el discurso de Juanma Moreno el martes adelanta el final, provisional al menos. El anuncio de que el próximo sábado media Andalucía, con Cádiz dentro, deja atrás cualquier limitación sanitaria supone la confirmación de que esta pesadilla se ha apagado. Que poco a poco, la normalidad, gracias a la vacuna y a las precauciones que todos hemos ido tomando, será lo habitual en nuestras calles, en nuestras oficinas, en nuestras aulas, en nuestras casas. Que diremos al coronavirus adiós, que será una enfermedad más, ojalá leve, con los afectados a los que les toque, como las otras pero nada de multitudes contagiadas.

Pero la meta casi se ha alcanzado. La preposición es muy importante. Una recaída sería muy desmoralizadora. La provincia de Cádiz, al igual que el resto de la región, ya tiene unas cifras de contagios asombrosamente bajas, ha caído drásticamente el número de muertes y de hospitalizados, parece que hemos alcanzado ese ansiado final. La propia Junta de Andalucía se ha visto obligada a advertir sobre un posible retroceso en pleno invierno que, por más que fuera leve, tendría un efecto psicológico demoledor, desesperanzado, similar a un pensamiento como «esto no termina nunca». Las variantes, mutaciones, nos hacen estar en guardia pero quizás ha llegado el momento de suspirar, de respirar, más que de celebrar (bastantes desahogos se han visto ya). La ilusión es necesaria para vivir y hoy parece que tenemos motivos para tener una inmensa, aunque provisional: la pandemia ha pasado.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios