La desmemoria histórica de Kichi

Como alcalde, González debería saber que si Manuel de la Pinta es hijo Predilecto de Cádiz es porque el Gobierno de Teófila le otorgó el honor en el año 2006

Decía Jean Paul que la memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados. Es por esta cualidad edénica por la que muchos se quieren quedar a vivir en esos paraísos artificiales de memoria que han construido e inventado. En el caso de ... la aplicación de las leyes de Memoria Histórica, el alcalde de Cádiz, José María González, ‘Kichi’, ha construido un particularísimo paraíso en el que se encuentra cómodo señalando quiénes son los buenos y quiénes los malos. Y como un Dios con la furia del Antiguo Testamento, se arroga el derecho de expulsar a quien no cumple con sus preceptos. «El que no le guste, que se empadrone en otra ciudad» es indistinguible del «la calle es mía» que tanto criticó la izquierda española durante décadas.

En esta desmemoria histórica de la que participa no sólo Kichi, sino el resto de su equipo de Gobierno, se olvida que Manuel de la Pinta ya tuvo su calle, concedida en 1979 (cuatro años después de la muerte de Franco) por el PSOE y el PC. El desmemoriado alcalde tampoco recuerda –o nunca llegó a saber– que fue el gobierno del PP el que le concedió su ubicación anterior, más visible que la previa. Y, sobre todo, el alcalde que se precia de colocar el adjetivo de «fascista» a quien le viene en gana, olvida que fue el Pleno del Ayuntamiento de Cádiz en 2006 el que le concedió a Manuel de la Pinta el título de Hijo Predilecto. Un Pleno en el que 18 concejales eran del Partido Popular. El mismo partido que encargó el retrato de De la Pinta para colocarlo en la galería de alcaldes del Consistorio y que incluyó a este alcalde, junto a Fermín Salvochea, en el monumento funerario que se erigió en 2009 en el Cementerio de Chiclana.

Pero hacer este ejercicio de memoria supone un trabajo que el alcalde, más pendiente de las aventuras electorales que se aproximan, no puede permitirse. No deja de ser curioso que Kichi, en el acto en el que la Memoria Histórica era la protagonista señalara el caminito de salida a todos los que no piensan como él. Pero al igual que de la memoria, la de verdad, de Cádiz no se puede expulsar a nadie. Mal que le pese, tendrá que convivir con esos gaditanos que están más que cansados de sus ejercicios constantes de desmemoria.

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