Ignacio Moreno
El Cádiz demuestra su señorío
Ahora sí. Por fin cobra sentido aquel cántico que entonaba una parte de la afición cadista en la última temporada de Primera División, hace ya más de diez años
Ahora sí. Por fin cobra sentido aquel cántico que entonaba una parte de la afición cadista en la última temporada de Primera División, hace ya más de diez años. Omitiré la primera parte y me quedaré sólo con la segunda, con aquello de «...el resultado nos da igual». Y no precisamente el resultado deportivo, que ese siempre debe ser inexcusablemente el de querer ganar, por duro y complicado que sea el rival. No importa si es el Real Madrid o el Jumilla. En el campo hay que salir siempre a ganar. Me refiero esta vez al resultado en los despachos, a lo que sea que ocurra con el ‘caso Cheryshev’. Tanto si finalmente el Cádiz sale airoso como si lo hace el empecinado Real Madrid, el club amarillo ya ha ganado.
Y lo ha hecho porque su comportamiento ha sido –está siendo– ejemplar. Desde que la Cadena Cope anunció durante la retransmisión del partido de ida que el futbolista ruso había sido alineado de forma indebida, el Cádiz ha dado muestras de su grandeza. Y eso es algo a valorar, sobre todo porque sus seguidores estamos tristemente acostumbrados a que desde hace décadas nos tomen por el pito del sereno. Dentro y fuera del campo. Somos simpáticos para muchos, pero sin peso alguno a nivel federativo. Todos recordamos los años en los que no ganábamos un recurso ni por casualidad y hacíamos el mayor de los ridículos por una triste tarjeta amarilla.
Ahora, sin embargo, nos enfrentamos de tú a tú a todo un Real Madrid. No en el campo, que también. Sino en los despachos. En los tribunales deportivos. Donde teóricamente se igualan las fuerzas y los millones no suponen una ventaja. Y más allá de eso, lo realmente importante que quedará para los restos, es que libramos una batalla silenciosa por el señorío, por la clase, por el saber estar. Que cada uno le ponga el nombre que quiera, pero usted me entiende. Y ahí el Cádiz está ganando por goleada. Un Cádiz que estaba en la obligación de denunciar, aunque sólo fuera por despejar dudas sobre posibles ‘favores’ de Florentino Pérez para comprar su silencio. Y que lo ha hecho sin estridencias, sin declaraciones grandilocuentes de nadie. Sin entrar en el megadebate global que se ha generado en torno a este asunto. Pese a que se le ha faltado al respeto de forma grave y se le ha querido ningunear. Por supuesto que el Madrid está en su derecho de presentar alegaciones. Pero hay una fina línea que si se cruza, te hace perder parte de ese señorío del que presumes en tu himno. Y así ha ocurrido. Primero al empecinarse en no reconocer el error y, sobre todo, al alegar que el Cádiz no está legitimado para denunciar al ser un club ‘menor’. En ese pulso, en ese partido, el Cádiz se ha impuesto claramente al Real Madrid. Por eso –posible taquillazo al margen– el resultado final de este contencioso ya da igual. Esta vez tenemos razones para emborracharnos de orgullo por ser cadistas. Enhorabuena a todos.