Que dejen trabajar a la Junta
El ministro-candidato Illa se empeña en poner palos en las ruedas al Gobierno autonómico, que asume en solitario el desgaste de las medidas impopulares
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El presidente de la Junta de Andalucía está teniendo que afrontar en solitario, con el severo desgaste que supone, la responsabilidad de decidir y comunicar las nuevas medidas de confinamiento territorial, horarios y movilidad a las que obliga el peor momento de la pandemia por ... el coronavirus Covid-19. Es preciso recordar que el punto de partida de las últimas decisiones, auspiciadas por los técnicos y expertos, es el más difícil posible: las cifras de nuevos contagios y de hospitalizados son ya las peores desde que empezara la pesadilla social y sanitaria, el pasado mes de marzo. Las de fallecimientos son, en la provincia de Cádiz, tan terribles como en las peores fechas de la pasada primavera y el pasado otoño.
En este escenario es obligado reforzar las limitaciones de todo tipo y a todos los sectores. Por doloroso y dañino que resulte. Por impopular que sea. Lo contrario sería dar aún más margen de crecimiento a la nueva y mortal enfermedad que convive con nosotros hace casi un año. Es imprescindible limitar los encuentros entre unos seres humanos y otros. Es la única herramienta que está al alcance de los responsables públicos además de la administración de la vacuna. No hay más armas. Nadie las tiene. No se conocen. Con esa certeza, resulta inexplicable que el Gobierno, con el ministro-candidato Salvador Illa al frente, ponga palos en las ruedas y se empeñe en negar o regatear la anticipación del toque de queda a las 20 horas. Incluso, a la misma hora a la que se cierren los locales de hostelería y los comercios para evitar que las reuniones en los domicilios sigan propagando el virus. Hay que recordar que la mayoría de contagios se produce en reuniones familiares o particulares y no en establecimientos. Limitar el acceso a estos últimos y dejar abiertas las restantes vías parece tener poco sentido. Llegados a este momento, sólo cabe pedir al Ejecutivo de PSOE-Podemos que deje trabajar a la Junta de Andalucía, y a otras comunidades. Ya que no actúa y no decide, que se aparte y deje hacer a los que están dispuestos a comprometerse por el bien común. Mientras, cabe añadir cada día la llamada a la responsabilidad individual, como hacen también algunos alcaldes de la provincia (el de la capital, ni ha predicado con el ejemplo). No hay más salida.