Las cuentas de la presidenta
Antes de una previsible derrota, Irene García gana tiempo, salva sus muebles y obliga a Ruiz Boix a tirar de diplomacia para alcanzar el consenso
La crisis del PSOE va de cuentas y lo demás son cuentos. Las primeras, las de la presidenta de Diputación, Irene García, que ha hecho números y ha comprendido que el poder siempre se pierde antes de que uno lo advierta. Su derrota se fraguó ... bajo las sombras, en despachos vecinos y opacos, y germinó aquel 26 de septiembre en las elecciones para designar a los representantes en el Congreso Federal de Valencia. Caput.
Los siguientes movimientos, el cese de asesores y las críticas por esas maniobras de sobra conocidas y antaño interpretadas, no fueron más que los últimos estertores que preceden a la llegada de la parca. Una mala digestión y una buena interpretación posterior, alejada de lo emocional que en estos cenagales conducen al abismo.
García da el paso al costado y renuncia a liderar el partido después de nueve años en vanguardia. Una jugada salvadora con doble intención. La más perceptible es que, calculada esa derrota futura (cuestión de cuentas), más vale no perder lo ya ganado. Y algo tan valioso y preciado como es la presidencia de la Diputación. Otro revés en los comicios le habrían supuesto el vertiginoso descenso a los infiernos, la pérdida total de confianza y el empujón definitivo hacia la puerta de salida.
Con este gesto además obliga a retratarse a su adversario. Le lanza un guante lleno de espinas a Juan Carlos Ruiz Boix, pues lo ‘mejor’ para los socialistas es encontrar a un candidato de consenso que aglutine la mayoría de ideas y familias, con un proyecto integrador y demás lugares comunes propios de la retórica de la nueva política. El alcalde de San Roque ganó por la mínima (54% contra 46%) y puede perder por la máxima con un mal golpe de timón ahora que le han cedido el patronaje del barco. Al menos, tendrá que admitir en sus filas a muchos de los soldados de la otra trinchera.
Las heridas se cosen rápido pero tardan mucho más en sanar y cicatrizar. El PSOE de Cádiz necesitará tiempo ver cómo se recomponen las piezas tras el tsunami. Irene García ha querido salvar los muebles frente a una previsible derrota y Ruiz Boix ha de variar su estrategia tras cambiar los términos de la contienda. Una pierde el liderazgo pero gana tiempo; uno obtiene el poder pero deberá armarse de diplomacia para lidiar con un enemigo ahora sin rostro