Cuando el sectarismo sale caro

A la injusta persecución al exgerente de la Fundación de la Mujer se une que su caso ha costado 100.000 euros

Los pocos que no se han aburrido y aún siguen la vida política municipal en Cádiz, lo saben hace tiempo. Incluso entre los votantes, simpatizantes y hasta ahora compañeros de Podemos-Adelante cunde el pesimismo, la distancia ante una forma de hacer en San Juan ... de Dios que se antoja incomprensible. Hasta para los más partidarios, qué decir de los votantes de partidos de la oposición, es una evidencia que el Gobierno municipal de Cádiz tiene una obsesión, con fondo propagandístico y sectario, con los gestos vacíos pero ruidosos, con las medidas que no suponen nada para los ciudadanos en su vida cotidiana pero forman mucho escándalo. Nadie se puede declarar sorprendido por ese rasgo después de seis años de Gobierno, o lo que sea, local.

Desde el principio de los dos mandatos del alcalde, allá por el verano de 2015, el maniqueísmo es un vicio político manifiesto. La creación de bandos y la declaración de enemigos es una constante. No hay más que repasar: la eliminación del busto de Mercedes Formica; los cambios en el callejero, conocido irónicamente como ‘nomenklátor’; la persecución ideológica a todo lo que suene a José María Pemán; el estadio Ramón de Carranza... Los casos son múltiples.

Pero la política de impulsos tiene muchos inconvenientes y uno de ellos es que juega con dinero público, de todos. La persecución al gerente de la Fundación de la Mujer, que debe ser readmitido por decisión judicial, más su sustituto y los gastos sociales derivados de este sainete creado por una persecución sectaria supone 80.000 euros al año para el gaditano. Ese gasto se suma al dinero que habrá que pagarle al gerente destituido con lo que la suma supera los 100.000 euros. Eso es lo que cuenta el sectarismo en forma de cese injustificado a un trabajador legalmente designado, capacitado, apoyado por numerosas asociaciones de mujeres. A la injusticia, confirmada por un tribunal, se suma el desatino de gastar el dinero de todos los gaditanos.

Qué tiempos aquellos en los que todos los derroches los hacían los pérfidos miembros del Partido Popular con puentes, monumentos, conmemoraciones y grandes actos. Ahora resulta que el gasto se dedica a duplicar puestos para que siempre esté ‘uno de los nuestros’ al frente de cada área.

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