El coronavirus se descontrola en la provincia

Los últimos datos ofrecidos por la Junta de Andalucía confirman que la situación en Cádiz ya dista mucho de ser tranquila

Fernando Simón

Los datos que llegan a la redacción de este periódico, y del resto de cabeceras, en relación al aumento de los casos de coronavirus son más que preocupantes. Lejos quedan los mensajes del Ministerio de Sanidad sobre que con el verano y el ... calor el Covid-19 sería solo un mal recuerdo y que por lo menos hasta que no se registrara una bajada de temperaturas avanzado el otoño no habría que temer otro rebrote. Una vez más, se confirma que la brújula del Gobierno señala a un norte imaginario que no conduce sino a que España se consolide como el país más afectado económicamente y con una mayor letalidad del virus. Ni economía ni salud.

Ayer adelantábamos la preocupante noticia de que seis médicos del Puerta del Mar se habían infectado de coronavirus. La cadena de contagio no difirió demasiado a la que se produce entre familiares o grupos de amigos: una doctora se infectó y en el trato con cinco compañeros, éstos fueron cayendo. Los temores a que el brote pudiera haberse originado en el hospital se disiparon a las pocas horas, pero la alarma que suscitó la información estaba justificado teniendo en cuenta que los centros sanitarios han sido uno de los focos de la primera gran oleada.

Los datos, repetimos, son para tomárselos muy en serio. Los contagios se aproximan a la veintena diaria, en una tónica similar al resto de Andalucía, que se ha instalado en una línea de afectados que recuerda dolorosamente a la de abril. Cierto es que la situación no es la misma y que la mayor capacidad de la Sanidad andaluza para detectar los casos está sacando a la luz muchos positivos de asintomáticos, pero también lo es que ayer volvió a contabilizarse un fallecimiento, lo que deja a las claras que esto no es un resfriado más.

La Junta de Andalucía, ante la magnitud del problema, se ha visto obligada a tomar medidas restrictivas. Los más perjudicados volverán a ser, de nuevo, los locales de hostelería, que ya sufrieron con dureza los primeros compases de esta crisis. Se hace imprescindible, como un ejercicio de responsabilidad, de civismo, de patriotismo, respetar las medidas sanitarias de distanciamiento social, de lavado de manos y, sobre todo, de portado de mascarilla (bien colocada, pues llevar la nariz por fuera protege como llevar el casco en el codo). Los contagios no pueden seguir aumentando o volveremos, después de tantos desvelos, a la casilla de salida.

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