Un control necesario para el bien de todos
La lucha contra la economía sumergida es una de las grandes asignaturas pendientes que tenemos como sociedad, en especial en las provincias del sur de España
No es un problema nuevo, pero muchas de las ramificaciones de éste sí lo son. La economía sumergida es una vieja conocida de la provincia y un mal que, por desgracia, llegó hace muchos años para quedarse. La ocultación de dinero al fisco es una ... práctica que está generalizada en toda España, pero los datos en el sur, según incidieron ayer en el estudio presentado por la Diputación de Cádiz, son sin duda más preocupantes, entre otras cosas, por el volumen del dinero que se hurta a lo público. Según las estimaciones del informe que dio a conocer la Institución Provincial de la mano de la Confederación de Empresarios, cada gaditano habría ingresado 323 euros adicionales si todo el dinero que se mueve en la provincia hubiera sido registrado como Dios y la administración mandan.
Quizá el dato positivo del informe sobre economía sumergida es que el porcentaje de la economía gaditana que se ve afectada por esta práctica haya caído respecto a años anteriores. Así, mientras que el 33,5% del PIB en el periodo comprendido entre los años 1986 y 2020 se correspondió con operaciones que se hicieron con dinero no declarado, en el último año del que hay información, el 2020, en la provincia se distrajo del fisco un 27,7% del PIB. O, para quien prefiera saber las cifras contantes y sonantes, Hacienda dejó de ingresar 1.500 millones de euros que, en definitiva, hubieran repercutido en la economía colectiva.
Dadas las características que configuran la provincia, acabar con la economía sumergida se vuelve utópico. Y es que, como indica el informe, una parte de esta actividad proviene de actividades ilegales. Dado el volumen económico que maneja el narcotráfico se antoja utópico que el contador acabe poniéndose a cero. En el mismo sentido, las estafas y prácticas fraudulentas que se comenten por la red están elevando el número de euros que dejan de formar parte de la estadística oficial. Pero no está todo perdido. Las mismas tecnologías que favorecen actividades ilegales pueden ser un arma para combatirlas, si bien la principal herramienta seguirá siendo la educación para que se sepa que la economía sumergida nos afecta a todos como sociedad.
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