El contraste de lo doméstico y la construcción
Por más que el panorama económico y laboral general sea muy sombrío, conviene tener en cuenta que varios sectores resisten con asombrosa fortaleza
Cualquier etapa de recesión económica se puede observar, en Cádiz o en cualquier otro ámbito territorial, desde varios puntos de vista, desde perspectivas distintas. El análisis es más amplio cuanto mayor es el periodo que entra en el análisis. Si las cifras comparadas son las ... actuales frente a las existentes cuando comenzó la gran crisis anterior (aproximadamente 2008-2013) resulta que los datos ofrecen un espectro muy amplio del que sacar conclusiones muy distintas. Para casi todos, la botella está medio vacía. Para todos los que están asociados de una u otra forma al sector servicios, al turismo, el ocio, la hostelería, el transporte y todos los equipamientos industriales que arrastran (desde aviones hasta la fabricación de instrumentos musicales, desde el papel hasta el metal), los resultados son demoledores, siniestros. Sin embargo, para otros, pese al año infernal que arrastramos y por más chocante que resulte, la botella todavía se encuentra medio llena. Hace 14 meses, cuando todo se rompió, las cifras de paro y pérdida de renta empezaron a dispararse hasta niveles nunca antes registrados incluso en una tierra tan acostumbrada, cebándose especialmente con los jóvenes de entre 16 y 35 años. La perversa progresión del mercado laboral ha llegado a situar el paro juvenil en el 50%. Hay apartados, por extraño que nos resulte, que se ven beneficiados. Van del sanitario y la industria que lo respalda al de seguridad y, de forma algo inesperada, el de la construcción, el mueble y todo lo relacionado con el hogar. El confinamiento forzado u obligatorio pero también el instintivo, al que todos nos hemos visto obligados, lo provoca. De ahí la distinta percepción de esa extraña botella del optimismo y el pesimismo. Los preocupados, con argumentos, suponen gran mayoría, eso sí. Cádiz, con su siempre lastrado mercado de trabajo, todavía se encuentra muy lejos de igualar los niveles de empleo que tenía hace cuatro años y la situación es susceptible de empeorar, al menos, hasta 2024. Pero pese a esta indiscutible realidad, es innegable que unos pocos sectores como el de la construcción, las reformas del hogar o el mueble –todo lo relacionado con lo doméstico– resisten con asombrosa robustez e, incluso, registran un repunte de actividad. Conviene tenerlo en cuenta, si no para ser optimistas, al menos para ser rigurosos y realistas.