Conservar la actividad sobre todo

Una vez consumado el traslado de la factoría de Airbus de Puerto Real, es fundamental que no se pierdan trabajo y producción

La tentación, cada vez que se aborda un conflicto laboral en los medios de comunicación, es la de hacer planteamientos maniqueos, simplistas y efectistas, que consigan un rápido enganche dramático y en donde queden fijados, de manera inequívoca, quiénes son los buenos y quiénes los ... malos. Generalmente, además, en ese reparto de papeles, se establece que los malos son los empresarios y los buenos, los trabajadores.

En el caso de Airbus y de cómo ha gestionado la crisis de la factoría en Puerto Real, sería injusto atribuir de una manera categoría esos adjetivos de buenos, malos, crueles o víctimas. Por supuesto, los trabajadores, en esta parte, han sido los principales afectados, los que han soportado la carga de sufrimiento derivada de la incertidumbre de qué iba a suceder con su futuro. Pero sería, repetimos, tremendamente injusto imprecar a la empresa toda vez que ha hecho todo lo posible por mantener los puestos de trabajo de la factoría de Puerto Real pese a que la actividad en las propias instalaciones era ya inviable. Se puede discutir cómo se ha llevado la negociación, pero no hay que olvidar que en un toma y daca entre empresa y trabajadores, las posiciones de fuerza y la exhibición de músculo son constantes. Pese a esto, el consorcio aeronáutico ha hecho un esfuerzo por reubicar a los trabajadores pese a la crisis que ha azotado al sector en este duro año y cuarto de pandemia.

Ahora, no obstante, se hace imprescindible que se garantice el trabajo, la producción. De nuevo, la empresa ha mostrado su buena voluntad para que la actividad que se realizaba en Puerto Real se desarrolle, en la medida de lo posible en El Puerto. Sería ésta una gran noticia pues, además de los empleos presentes, hay que pensar en los futuros que debe albergar la Bahía en el sector industrial. Y, por supuesto, en la industria auxiliar, que depende de una producción matriz fuerte.

Otra de las cosas que han quedado demostradas en esta crisis es que el trabajo callado y las posiciones de diálogo dan mejor resultados que los exabruptos estridentes. Frente a los infantilismos utópicos de cierto sector de la izquierda radical, que cree que con consignas y pancartas los conflictos acaban resolviéndose, ha predominado el diálogo y la búsqueda de acuerdos.

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