Confesión en el mirador

El repentino cambio de actitud del Ayuntamiento con Entrecatedrales revela que su bochornoso abandono era fruto únicamente de la desidia y la incapacidad

Los ciudadanos sentirían mucha más complicidad con su administración local si los gestores admitieran sus limitaciones y fueran permeables a las sugerencias, a las necesidades, a sus reclamaciones. Las responsabilidades de los ayuntamientos son muy limitadas. Cuando los partidos viven el furor de la campaña ... electoral hablan de crear empleo, de infraestructuras, de libertades y derechos. En cuanto esa misma formación lleva tres meses a cargo del gobierno municipal empieza a decir la verdad: que no tiene mucho que hacer en cuestión laboral, que apenas tiene recursos para prestar todas las ayudas que los ciudadanos le reclaman, que apenas pinta nada en industria, economía y mucho menos en infraestructuras.

Para qué hablar de conflictos nacionales o internacionales, de grandes movimientos sociales. Por más que Twitter, Facebook e Instagram creen el espejismo, todas esas cuitas son tan lejanas e intocables como el sol. Las competencias municipales, por desgracia, se limitan a la prestación de algunos servicios esenciales entre los que destaca la limpieza –además de Policía Local, transportes urbanos y la programación cultural o de fiestas–. En estas áreas, su influencia es total y pocas provocan más impacto en el ciudadano. Ahí no hay escapatoria. Lo relacionado con el tránsito interno, los autobuses, el aparcamiento, la recogida de basura y la limpieza o el mantenimiento de los espacios públicos es exclusiva competencia municipal. Por eso no cabe escapar a la responsabilidad en el palmario caso de abandono y dejadez del mirador Entrecatedrales. Tras las denuncias de ciudadanos, oposición y expertos, la burda excusa del Ayuntamiento fue decir que no tenía las llaves. Eso fue anteayer porque apenas 24 horas después, aparecen milagrosamente y se inician tareas de adecentamiento. Ese cambio es una confesión: el bochornoso estado del recinto, un fantástico yacimiento arqueológico, un espléndido atractivo turístico si se cuidara, estaba dejado de la mano por pura desidia, por desinterés o incapacidad. Por esas mismas taras se acumulan cada vez más quejas y críticas sobre el estado de calles y plazas. Parece que habrá que señalarlas una a una, como Entrecatedrales , para que el Ayuntamiento haga algo tan simple como cumplir con su función y realizar su trabajo.

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