El Concurso, el Carnaval y la casualidad
El viejo debate del exceso de grupos y de la falta de calidad puede resolverse este año de forma natural, gracias a un retraso forzado. Habrá que estar atentos para sacar conclusiones
La polémica es una de las bases del Concurso del Carnaval. No es uno más de sus participantes. Es uno imprescindible. Sin quejas y disputas, por las normas, los premios y los participantes, no sería ni la mitad. Por eso los conflictos entre organización y ... concursantes, o entre aficionados y organización, son eternos, antiquísimos y probablemente irremediables. Aunque los seguidores no quieran confesarlo, la discusión permanente otorga importancia a su pasión, la viste de una trascendencia que no tiene. Por poner un ejemplo, les iguala al fútbol o al rock. Sin discusiones entre detractores y partidarios de asuntos que realmente no importan más que a unos pocos –que se juegan dinero, más o menos– el espectáculo perdería demasiada gracia. Hay que fingir que esto es un enigma por resolver, hacer listas, clamar por preferidos y denostados, por normas absurdas o cambios que se retrasan. Si ha sido siempre así, este año con el retraso forzado por la pandemia de Covid-19 aún hay más argumentos.
El propio funcionamiento del COAC y especialmente su duración, su calidad media y el altísimo número de participantes siempre han estado en cuestión durante las dos últimas décadas. Si el certamen estaba inflado de grupos indignos de participar era un debate permanente, más allá del juicio polémico que puede realizar, en caliente, alguna agrupación que se ha quedado fuera de la Final o no ha ganado el premio que cree merecer. Ese descontento larvado, quizás mayoritario, que había empezado a fraguarse en las últimas ediciones del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas hablaba de exigir cambios en su organización y, en definitiva, limitar el número de participantes con un criterio cualitativo. El debate eterno sobre una posible preselección y cómo realizarla ha quedado resuelto este año de forma natural. El cambio de fechas, el retraso del Concurso Oficial de Agrupaciones, ha ejercido de filtro. El número de agrupaciones ha bajado a la mitad y muchos aseguran que la calidad no se resentirá, que faltan los que sobraban. Tiempo habrá en mayo de comprobarlo y, después de la Gran Final, sacar conclusiones. A ver si por una casualidad biológica hemos topado con el certamen de Carnaval que muchos querían hace tiempo.