Carnaval con ganas pero sin mapa
El ánimo de gaditanos y visitantes se da de bruces con una completa falta de organización que ofrece una pésima imagen de la fiesta
Todo ha acompañado para la celebración del Carnaval de Cádiz en la calle. El tiempo, titubeante en las jornadas previas, respetó desde por la mañana. La huelga de basuras, que se cernía también amenazante sobre la celebración, ha dado una tregua a la fiesta. Los ... carnavaleros han ensayado lo que han podido para presentar las ilegales, las peñas han redoblado los esfuerzos para poder ofrecer un plantel de grupos con los que entretener a los amantes de la fiesta y los hosteleros han hecho acopio de bebidas y comida para que nadie que tenga el peculio presto se quede sin beber o comer. Pero como en los cómics de Asterix podríamos preguntarnos, ¿pero todos han cumplido? Y, como en los tebeos de Asterix, podríamos responder con claridad: no. Si en el caso de la inmortal obra de René Goscinny y Albert Uderzo era una aldea la que resistía comiendo jabalí el asedio romano, en el caso del Carnaval el resistente al esfuerzo y la ilusión por el bien de la fiesta ha sido el Ayuntamiento de Cádiz. Y es que la falta de organización clara, la carencia de un programa oficial de actos en la que es la principal fiesta de la ciudad ha hecho que muchos visitantes y paisanos se encontraran completamente perdidos en las calles de la capital. La tónica habitual ayer fue la de miles de aficionados vagando por las calles sin saber exactamente adónde dirigirse.
Y ha sido una pena porque la ciudad ha demostrado que tenía sobradas ganas de fiesta, que quería volver a reencontrarse con ese paraíso llamado Carnaval del que ningún virus ni ningún dirigente puede expulsarle. Frente a los experimentos de carnavales fuera de fecha, la población se ha echado al centro para celebrar los días previos a la Cuaresma, con menos prudencia de la recomendada pero con un sobrada sensación de que se recuperaba parte de la normalidad que se llevó el coronavirus. Salvo los incidentes habituales, todos han sabido estar a la altura de un reencuentro con la fiesta que pedía poco pero ofrecía mucho. Menos los que no han hecho los deberes y esperan recuperar en junio.