El carnaval en la calle es posible
Las condiciones para la convocatoria al aire libre pueden darse y el Gobierno local está obligado a arbitrar la seguridad y la limpieza entre vecinos, chirigoteros y público
En pocas ocasiones como en este extraño y esperanzador 2022 van a plantearse los gaditanos qué es el Carnaval. En una ciudad sin feria (la única gran ciudad andaluza que no la tiene), está fijado que es su fiesta grande. Pero desde hace muchos años, ... especialmente durante lo que va de siglo, esa tradición es bicéfala y no son pocos los que se identifican sólo con uno de sus rostros. Esas caras son el Concurso Oficial del Falla y la calle, esencialmente el reciente pero arrasador fenómeno de las chirigotas callejeras. Muchos dirán que ensayar con su agrupación o seguir a varias y vivir la competición durante un mes como si fuera lo más importante del mundo es la parte que les apasiona. Otros dirán que eso es un prólogo ajeno, cada vez más profesionalizado y reglamentado, que el Carnaval real consiste en salir disfrazado, y no demasiado bien, o no, a buscar o interpretar repertorios creados entre amigos en pocas semanas y cantar un día tras otro, o escuchar y escuchar, caminar y caminar, hasta acabar agotado en el Carnaval Chiquito.
Si los gaditanos son honestos consigo mismos, concluirán que son minoría los que viven ambas partes con igual entusiasmo. Y este año, las circunstancias excepcionales, sanitarias, hacen que, de alguna forma, se enfrenten. El Carnaval oficial, reglado y competitivo, la hoguera de vanidades del Falla con cientos de miles de seguidores resulta inviable en su fecha, la de ahora. La pandemia, ómicron, el temor, los contagios, el sentido común... Todo lo hace imposible. Así que debe ser más tarde o no ser. Disminuido en participantes y fases, en fechas y ambiente, pero no hay otra opción. O a partir de abril con un trimestre de ensayos o nada. Otra cosa es el de la calle. Anárquico por definición, al aire libre, con la posibilidad de pocas aglomeraciones este año, con mascarilla si se quiere, con un índice de vacunación con poco paragón en el mundo, nada indica que la convocatoria no sea posible a finales de febrero y primeros de marzo si las cifras de contagios siguen cayendo al ritmo actual. La reivindicación de las callejeras o ilegales, de algunas porque muchas ni se dejan representar, para tener diez días de fiesta parece que tiene sentido y el Ayuntamiento debería atenderla, prestar seguridad, control de tráfico y limpieza. Los vecinos, los chirigoteros y su público lo merecen, para que esa convocatoria posible tenga una convivencia bien arbitraad que evite desagradables incidencias. Que todo sea diversión. Recuperada.