El capital rescata a los anticapitalistas
Un cheque resuelve el conflicto de la Corrala de la Bahía tras seis años de pasividad y demagogia por parte del Ayuntamiento
El fenómeno del desahucio se convirtió hace unos doce años en un drama recurrente en la sociedad gaditana, en toda España. Representaba la última y mayor consecuencia del abuso de un sistema económico cruel sobre los ciudadanos y las familias con menos recursos. ... Era fácil empatizar con cada víctima de cada caso, sin entrar a valorar las circunstancias. Se trata de una quiebra personal como pocas puedan sufrirse y los que la padecen necesitan de toda la solidaridad de su entorno. Una de las primeras imágenes impactantes del actual equipo de Gobierno en Cádiz, allá por 2015, fue la de varios concejales siendo izados por miembros de la Policía Nacional cuando se oponían a uno de estos desahucios en el casco antiguo. Casi 1.400 se ejecutaron en la provincia el aún reciente año 2017, una cifra importante que viene a mostrar que el conflicto no fue superado rápidamente. Los que buscaron votos poniéndose del lado fácil, eso sí, dejaron mucho antes la bandera sobre las alfombras. Buscaron otras fotos sin haber encontrado soluciones a un conflicto que menguaba. Sin embargo, los representantes institucionales de Podemos, Adelante, Ganemos o similares mantuvieron el uso ideológico, demagógico, del fenómeno. Se empeñaron en equiparar a desahuciados y okupas.
Según su doctrina, única, nadie merece ser desalojado de una vivienda o local, aunque haya violado propiedad privada por motivos tan peregrinos como que un inmueble no está bien aprovechado. O aunque cause graves problemas de convivencia con esa invasión. Parecía que los que daban una patada para tirar la puerta y entrar eran los que tenían la potestad de decidir qué espacios están bien aprovechados o no, qué uso deben tener, qué pisos merecen ser habitados y por quién. El alcalde de Cádiz, por acción u omisión, asumió esa teoría en el caso de la Corrala de la Bahía , el más sonado en la capital gaditana en años. El edificio situado en la avenida de Portugal estaba okupado desde enero de 2015. Por supuesto, el Ayuntamiento miraba para otro lado con 'comprensión'. Tras seis años de graves conflictos –que padecían los vecinos– ha sido el poderoso caballero don dinero el que ha resuelto una situación que los gobernantes dieron por imposible sin empezar a trabajar siquiera. Un fondo de inversión norteamericano ha dado 5.000 euros por vivienda a cambio de que salgan los okupantes. Al final, ha sido el capital el que ha llegado para sacar del aprieto a los anticapitalistas. Paradójico.