El cáncer también es solidaridad

Los expertos ponen de relieve la importancia del nivel socioeconómico de los pacientes en la capacidad y la prontitud para acceder a diagnósticos y tratamientos

Todos hemos caído en la tentación de comparar enfermedades, su prevalencia y su mortandad, su gravedad y su evolución científica. Lo hacemos sin tener la formación ni la capacidad, simplemente por esa tendencia humana e inevitable que nos lleva a analizar nuestra experiencia común, ... lo que nos rodea o creemos que va a rodearnos, lo que sufrimos en primera persona o en el entorno más cercano. Especialmente significativa es esta tendencia en tiempos de pandemia. Comparamos las vidas que se lleva cada año el nuevo coronavirus con la referencia de las que cuestan los infartos o los ictus, las esclerosis, las variantes de demencia y alzheimer o el cáncer. Esta reflexión que hacemos esconde una trampa: unas dolencias no relativizan a las otras porque, desgraciada y naturalmente, coinciden, se suman, se sobreponen unas con las otras. Y en todas ellas, no cabe más que aplicar la ciencia, la investigación, como primera herramienta de combate y esperanza. Las recientes vacunas, cuantos millones de vidas habrán salvado, son el mayor ejemplo.

La conmemoración ayer del Día Mundial contra el Cáncer puso de manifiesto otro enorme factor diferencial: el nivel socioeconómico del paciente y su fundamental papel en las posibilidades de supervivencia. Según la renta, la formación, el empleo y el entorno de una persona, la velocidad de diagnóstico y el acceso a un tratamiento rápido registran mucha variación. Demasiadas. Cada diagnóstico positivo (cruel palabra para expresar que se empieza a recorrer un largo camino) lleva aparejado un dolor distinto, una manera de afrontar la nueva realidad completamente particular y personal en la que influyen factores externos que entre todos debemos equilibrar. Al menos, intentarlo. Si algo nos ha enseñado la pandemia es que la inversión en los sistemas de salud es esencial para lograr tratamientos eficaces. Los esfuerzos que lleva desarrollando desde hace años el sistema sanitario ha hecho posible que hoy en día el índice de curación del cáncer supere con mucho el 50% en todas las variantes. La investigación debe propiciar que ese número crezca y la solidaridad debe hacer que la igualdad de acceso a diagnósticos y tratamientos también sea mayor. Ojalá, universal.

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