El campo no puede más
El hundimiento de precios desde hace 15 años pone a los agricultores gaditanos en el límite de la resistencia
Todos los elementos se unen en una tormenta perfecta. Sin embargo, a diferencia de la película, no estamos en el mar. Hablamos del campo . Los clientes se han acostumbrado a precios muy bajos. Los distribuidores se han acostumbrado a precios muy bajos. Los ... productores parecían acostumbrados a precios muy bajos... Pero ya no pueden más. Llevan 15 años sin incrementos en sus ingresos y cualquiera puede calcular lo que costaba todo hace 15 años y lo que cuesta ahora. Todo, menos lo que llega del campo. Al menos, para ellos, para los que lo plantan, lo crían, lo sacan y lo ponen en el camión. Todos los demás hemos visto crecer nuestros ingresos. Todos los demás han incrementado sus márgenes. Todos, menos los productores, menos el campo. Agoniza, para qué engañarnos. Para colmo, la naturaleza que maltratamos entre todos les maltrata a ellos, así que también nos maltrata a todos. El año 2019 es, de momento, el tercero más seco de lo que llevamos de siglo. Así lo confirmaron los registros de precipitaciones al cierre de la pasada primavera, que ya en junio decretaron que España estaba en situación de sequía meteorológica. La delicia de invierno que estamos viviendo (a efectos turísticos o peatonales) confirma que la situación ha ido a peor. Las asociaciones y sindicatos agrícolas alertan sin cesar de las pérdidas que sufre el campo andaluz, el gaditano, desde hace más de una década. No hay rentabilidad, no hay ayudas, no hay reparto de beneficios desde la distribución y, para colmo, la climatología se vuelve cada vez más adversa. Los cultivos se ven afectados. Los de verduras, los de frutales, los pocos que hay en la provincia de aceituna, los de cereales, los que más: trigo blando, trigo duro, cebada, centeno...
Sólo en los cereales de invierno la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) estimaba hace dos años pérdidas de hasta el 40% en la provincia. Conil, Chiclana, Puerto Real, Paterna, Medina o Tarifa eran algunos de los municipios más afectados. La recolección del girasol, por ejemplo, evidenciaba los rendimientos bajos: en la comparativa con la media del anterior lustro, la producción caía casi un 30%. Las consecuencias también llegan para los agricultores de la provincia de Cádiz que trabajan con el tomate, la lechuga, el maíz, el cereal de verano... Todo. Ayer salieron, de nuevo, a las carreteras para evidenciar su agonía. La mayoría de estos cultivos están en regadío, por lo que ante la falta de precipitaciones los agricultores se ven obligados a incrementar los costes asumidos durante la campaña. Justo cuando les pagan menos.